El artista holandés Diddo presentó una peculiar pieza: Se trata de un cráneo humano, a escala real, conformado exclusivamente a partir de cocaína callejera, es decir aquella que un consumidor promedio puede adquirir. Antes de modelar su pieza, el autor envió su materia prima a un laboratorio para cerciorarse que efectivamente era cocaína.
El resultado fue positivo, ya que en su mayoría se trataba de esta sustancia, solo que, como suele ocurrir, estaba un tanto rebajada con complementos como cafeína, paracetamol, azucares, y fenacetina.