¿Qué esconde el cuerpo que no dejamos de retratarlo? Existe un aura mística dentro de nuestro propio ser en el que buscamos siempre algo nuevo, diferente; algo que exprese la metafísica de nuestra existencia dentro de un ser carnal, vivo y latente. El fotógrafo ruso Anton Belovodchenko ha buscado inmortalizar la belleza del cuerpo femenino desde un ángulo distinto, buscando en el cuerpo un paisaje más introspectivo que literal.
La serie fotográfica Bodyscapes de Belovodchenko retrata en un contrastante blanco y negro la figura muscular de la belleza femenina. El cuerpo se contorsiona para dar paso a figuras que remiten a la meditación y el yoga, así como a una sensualidad sutil. El desnudo no provoca ni exalta sexualmente, sólo muestra a la mujer al natural, un cuerpo sin rastros de fragilidad, expuesto pero controlado, creando un nuevo lenguaje alejado de la danza y el movimiento, un retrato del camino del cuerpo a través de sombras, contornos y figuras.
Las fotografías no muestran al cuerpo abstrayéndose hasta figurar un paisaje fácil de identificar como en las fotografías de Carl Warner o Allan Tejer. Aquí la figura se muestra en su totalidad, pero hay algo especial en las mujeres de Anton Belovodchenko que remite a encontrar en cada parte del cuerpo una extensión de algo más, éste se convierte en un paisaje aéreo con un discurso, una metáfora y una retórica. Invita al espectador a observar la transformación de las extremidades, un diálogo geométrico instaurado por las líneas y las curvas.
La fotografía de desnudo es vigente todo el tiempo, pues en esta vemos la metamorfosis del ser humano en un lienzo que deja de figurar para dar paso a una representación de nuestras ideas. La sexualidad y sensualidad no son siempre el objeto de su estudio, si bien suele ser una característica importante, hay muchas fotografías como las de Anton Belovodchenko que expresan una idea que trasciende al cuerpo y lo subliman en todas sus partes.
Fuente: CLTACLTVA