Obviamente que sí, y, como todo los temas que tocó, llegó a la cima del género con su estilo personal. Aquí va una recopilación:
Una sola mujer es tu cuidado,
igual a las demás, pero que es ella.
Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sóoo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.
Yo, que tantos hombres he sido, no he sido nunca
aquel en cuyo abrazo desfallecía Matilde Urbach.
Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única.
Entre mi amor y yo han de levantarse
trescientas noches como trescientas paredes
y el mar será una magia entre nosotros.
Hoy no me alegran los almendros del huerto. Son tu recuerdo.