1- LA VOZ
Resostenido es Renata Espoz o Renata Espoz en Resostenido, la chica de sonrisa impagable que cruza la puerta del metro Católica cerca de las 7 de la tarde de un domingo que, hasta ese momento, era cualquier domingo.
Caminamos juntos buscando un café para sentarnos a conversar, 4 ó 5 cinco cuadras donde ya me ha contado 4 ó 5 cosas que me ayudarán a descifrarla: Renata tiene 23 años, estudió Licenciatura en música en la Universidad Mayor, sus padres también son músicos, hasta este día estaba haciendo la práctica en un colegio y tenía un coro de niños a su cargo, a veces baila una danza oriental, cada vez que la veo usa vestidos más bellos, viene llegando de tocar en el sur, Osorno y Puerto Montt, se fue sola con la guitarra y le fue muy bien, estaba contenta Espoz del recibimiento de aquel público y de su propia osadía.
La voz de Renata, su forma de hablar, sus palabras en bloque, el cimiento que sostiene sus afirmaciones, están hechas de una estructura que a ratos parece crispada pero nunca dejan de ser cálidas, son quizás estas mismas edificaciones fonéticas las que componen su forma de cantar, es su forma de conversar el esqueleto de su interpretación, su voz al teléfono, su mirada que cruza las mesas, el pasivo intercambio de acordes de su mano izquierda, hay un todo que hila su bendito encuentro de las canciones y su propia vida.
Nos sentamos en uno de aquellos cafés, dispongo mi croquera y mi lápiz, dos testigos que luego no dirán nada, Renata siempre mantiene la mirada, yo creo con humilde convicción que al fondo de sus ojos hay una soga desde donde también sale su voz.
2- LA CANCIÓN
Para el escritor argentino Rodrigo Fresán, la canción siempre supera la burda excusa que le dio origen y se convierte en otra cosa: misterios dignos de ser cantados, ligeras manifestaciones de lo eterno, entidades química y físicamente analizables.
Por ejemplo, en esas calles donde la sorpresa se detiene, Renata Espoz encontró varios aliados para empezar su aventura: “No tenía idea que los Pendrives tenían un micrófono, yo siempre veía a un compañero de clases que ponía el suyo en la mesa y se largaba a dormir mientras el profe hablaba, un día me reveló el secreto, sí, los pendrives podían grabar. Gracias a ese descubrimiento registré mis primeros temas”. Así, de esta forma, parte su vida como Resostenido, un amigo le fabrica un Myspace y empieza este viaje por los angostos caminos de la prosa y los anchos caminos de la melodía.
Resostenido se para en los escenarios sola con su guitarra, en un celebrado encuentro entre la belleza, el ritmo y la verdad, esas cosas que unen a la canción con la poesía, según Leonard Cohen. La música en estado natural, preparadas para combatir la represión espiritual. Muchas veces melodías de carrusel que acompaña el sueño de los bares, sin desechar del todo el pop, Renata es una buena representante del folk hecho en casa, diferenciándose de otros interpretes que insisten en aburrir con su mala copia de gringos hippies.
3- LA LETRA
Para Freedy Johnston las mejores canciones son aquellas que te hacen preguntar qué pasó con los personajes después del estribillo. Qué fue, por ejemplo, de Rocky Raccoon de los Beatles después de decir: “Es sólo un rasguño doctor, me pondré mejor en cuanto pueda” o de Mr. Tambourine man, después de tocar su canción y hacer que Dylan lo siguiera, mientras “Espero que las suelas de mis botas decidan arrancar”.
A Renata le pregunto quizás demasiadas veces por las letras, ella lejos de impacientarse, vuelve a sonreír: “Mis letras van saliendo junto a los acordes, nunca escribo una letra antes, se las voy poniendo en el camino”, me confiesa; una buena forma de calmar los ánimos adolescentes de los críticos de rock de todos esos medios oficiales que con demasiada facilidad se vuelcan a hablar de generaciones y de relevos de Víctor Jara o Violeta Parra. Después de todo, no es esa clase se valentía, es otra muy distinta. Más que un compromiso social de naturaleza viva, es una acción pura contra el orden establecido por la industria. “Mis canciones cuentan historias, no soy siempre yo la que habla, a veces me robo historias y las adapto a cosas que quiero decir”. Como en “24 semana”, me dice ella, la historia de otra chica que quería otra vida y fue abandona por otro tipo: “Mañana son 6, necesito ver tu cara al despertar”. O En “Junio”, su canción favorita, que es justo uno de aquellos temas que siguen rebotando en la cabeza: “Necesito tal vez una forma de siempre mentir, para encontrar tus flagelos desnudos”.
Es singular que este tiroteo de verbos sea algo tan amado como doliente, en la forma está la belleza y en el fondo la semiótica: “entendí tu farsa, tu risa, tu gracias…tu mundo que arrasa dentro de mi razón…te robaré los ojos para que te hagas dependiente a mí”. Canta en “Necesito”, y sin embargo, tras esta corta reflexión, la chica de ojos imposibles de robar, no deja que la dulzura abandone sus límites. Quizás la naturaleza de toda la humanidad radica en eso, una voz que apague las velas que luego incendiaran lo que creíamos: “No sé bien quién soy, ni adónde voy con este afán quién soy”, susurra finalmente en “Me desenvuelvo”. En las canciones de Resostenido, las palabras están cubiertas por una lluvia de gotas que nunca son, bajo ni una medida, iguales. Ni siquiera parecidas.
4- LA CANTANTE
Espoz me cuenta que tiene planeado grabar un EP, para eso ya ha tocado harto y cada vez se siente más segura de su música. Está también involucrándose en un nuevo proyecto musical llamado “Incendio en su mejor barrio”, donde explora las bases electrónicas. Todo esto con la mirada puesta en una carrera que recién comienza.
Renata es alegre y ausente, mira para afuera y sigue hablando como si en la vereda de al frente estuvieran las respuestas, los enconos de los que huye, la felicidad que la espera. Renata es de esas mujeres bellas que parecen no saberse bellas, sin embargo bien lo saben. Una vez asistió obligada a un concierto de Iron Maiden y se dio cuenta de que ya no importaba cómo sonara, simplemente amaba la música.
Termina su té verde y nos vamos a caminar, ya es tarde, me pregunto si ella se imagina que yo no me la imaginaba así. Nos paramos frente al mapa del metro, los dos nos damos cuenta de que la ciudad es tan grande, “yo vivo acá”, me señala ella con su dedo. Yo acá, lejos, bien lejos, donde las malditas sensaciones nunca se resuelven en tres minutos.
Escucha Resostenido en: www.myspace.com/resostenido
Por Felipe Oviedo