“El hombre nunca sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta”.
Charles Dickens, ese nombre que hoy resuena con importante orgullo en los círculos literarios, fue en algún momento el nombre de un niño pobre pero con muchas ideas. Se ha dicho que para escribir sólo existen dos reglas: tener algo que decir, y decirlo con habilidad; así que el hecho de que Charles naciera en la clase baja no lo hace ni más ni menos importante para el mundo de la literatura. No obstante, sí explica la perspectiva que lo hizo retratar situaciones obscuras y crear personajes memorables que lo llevarían a ser reconocido como el escritor inglés más importante del siglo XIX.
Charles nació el 7 de febrero de 1812 en el país económicamente más fuerte de la época: Inglaterra. No obstante, era un niño pequeño y no especialmente cuidado. Su padre fue encarcelado por no pagar deudas y su familia se fue a vivir con él a la cárcel, pues entonces se ofrecía la posibilidad de compartir la celda con los familiares. Charles trabajaba en una fábrica por un sueldo irrisorio y con ello ayudaba a su familia.
Posteriormente, Dickens fue taquígrafo, reportero, cronista y en un momento de su vida se interesó por la actuación. Pero fueron sus escritos inspirados en la vida de la clase baja de Londres los que lo llevarían a la fama. Cada nueva entrega de sus relatos era leída con avidez por su público, el que trascendía las fronteras de su país natal.
En algún momento, Charles dijo que el corazón humano es un instrumento de muchas cuerdas, y él era un músico que sabía hacerlas vibrar armoniosamente con sus palabras. Pese a que el corazón de cada hombre es tan diferente como sus sueños, sus relatos encontraron los ingredientes necesarios para soltar la imaginación e inspirar. Además, sus obras maestras fueron escritas de una manera peculiar: eran entregas mensuales o semanales en periódicos, de manera que todos podían adquirirlas y no sólo quienes eran económicamente solventes.
“No está en mi naturaleza ocultar nada. No puedo cerrar mis labios cuando he abierto mi corazón”.
Algo que caracterizó al escritor fue su fuerte crítica social: estaba en contra de la pobreza de la sociedad estratificada de su era. Una vida práctica, como las de la clase obrera, parece tener poca poesía. Pero Dickens encontraba con habilidad la belleza en las situaciones más desafortunadas que vivían las clases bajas de la Inglaterra Victoriana. Asesinos y huérfanos, ladrones y prostitutas, para Charles no había personaje que no pudiera ofrecer ideas interesantes. Era empático con las personas trabajadoras y miraba con escepticismo a la sociedad burguesa.
El escritor también fundó The Arts Club, donde artistas y escritores se reunían para ejercer influencias y desarrollar carreras. Algunos de sus miembros más importantes fueron Monet, Whistler y Degas. El club sigue vigente hasta hoy.
Algunas de sus obras más famosas son Oliver Twist, Papeles póstumos del Club Pickwick, Grandes esperanzas y David Copperfield, varias de las cuales han sido llevadas al cine.