Hollywood llevará al cine la vida de la Schindler peruana

La historia de Magdalena Truel fue reconstruida en el exitoso libro 'Estación Final'. En París, durante la II Guerra Mundial, fue falsificadora de documentos de la Resistencia.

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Autor: CVN
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El periodista Hugo Coya (Lima, 1960) investigó durante cinco años quiénes fueron los peruanos que murieron o sobrevivieron a los campos de concentración de la II Guerra Mundial: usó sus vacaciones para revisar archivos, rastrear y entrevistar a los familiares, y conocer los lugares donde la historia ocurrió. En 2010, Aguilar publicó su libro Estación final y fue el libro de no-ficción más vendido ese año. Un ejemplar del best-seller llegó a la casa de Danny Rodríguez, un estadounidense de origen peruano que trabaja en la industria del cine en California. Cada vez que la madre de Rodríguez viaja a EE UU tiene el encargo de llevar libros y revistas de Perú para que su hijo mantenga un nexo con sus raíces e idioma.

“Habiendo nacido en Perú, siempre he estado buscando la historia correcta para recrearla. La de Magdalena Truel es una historia sorprendente, que trascenderá a nivel mundial, no solo en Perú”, explica a EL PAÍS Rodríguez, CEO de Transcendent Entertainment, la casa productora con sede en Los Ángeles que lidera el proyecto fílmico acerca de la heroína peruana de la resistencia francesa de la II Guerra Mundial. Fue una de las más hábiles falsificadoras de documentos y así salvó a cientos de personas.

Magdalena nació en Lima, de padres franceses, en 1904, y tuvo una niñez y adolescencia tranquilas, la menor de ocho hermanos.

“Estaba orgullosa de ser peruana, hablaba francés y español a la perfección, era dueña de una fuerte personalidad y, al mismo tiempo, extremadamente afectuosa y capaz de sentirse identificada con los desvalidos”, relata Coya en Estación Final.

En 1923 la madre de Magdalena muere de cáncer y poco después su padre también fallece. Sin familiares en Perú, y en una situación económica complicada, los hermanos deciden irse a París a casa de unas tías. Magdalena ingresa a estudiar filosofía en La Sorbona, y aunque encuentran la escasez de la posguerra, la joven peruana conoce a los artistas más importantes del momento y a la vanguardia liberal y política.

Al terminar los estudios encuentra trabajo en la primera sucursal española del Banco Bilbao. Hugo Coya explica: “Hay una relación importante con España en esta historia. En Francia estaban los refugiados republicanos, y ella les sirve de traductora a quienes recibían su dinero. Se despierta su admiración por los republicanos a raíz de las historias que sus compañeros de trabajo le contaban. Por eso la película va a tener participación importante española en la coproducción”.

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En 1942, un camión que trasladaba tropas alemanas en París atropelló a Truel y le costó un año recuperarse. En adelante solo pudo caminar arrastrando una de las piernas, y desde su ventana veía los vejámenes contra sus vecinos judíos. Un par de amigos suyos se habían unido a la resistencia francesa, para luchar contra los nazis, y la peruana se sumó usando el seudónimo ‘Marie’.

“Formó un grupo dedicado a ayudar a los paracaidistas ingleses y estadounidenses, dándoles refugio, comida, ropa, uniformes y documentos falsos alemanes. Su destreza, minuciosidad y detallismo gráfico le permitieron lograr resultados extraordinarios. Fue reconocida por todos como la mejor falsificadora de documentos del movimiento”, cuenta Estación Final.

Los alemanes, tiempo después, detienen y asesinan a compañeros de Magdalena en uno de los centros de falsificación y esperan escondidos. Truel fue a recoger tinta, un insumo escaso entonces, y fue detenida, torturada y enviada a una prisión en Fresnes, en las afueras de París en junio de 1944. Meses después, en 1945, es conducida al campo de concentración de Sachsenhausen, en las afueras de Berlín, donde estaban recluidos artistas, gitanos, homosexuales, judíos, intelectuales disidentes y políticos opositores, como el expresidente español Francisco Largo Caballero, a quien Truel admiraba.

Coya explica por qué la historia de la ‘Schindler peruana’ ha estado escondida tantas décadas: “Cuando ingresa en la Resistencia, ella les hace prometer a su familia y amigos que no van a revelar nada. En ese momento era explicable porque podían poner en peligro la misión y a la familia misma. Hay que recordar que la someten a las más horribles torturas y no habla nada pese a que estaba en el principal centro de falsificación, en el distrito XVII de París».

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«La mayoría de sus compañeros muere, se salvan cuatro o cinco de su grupo y cuando termina la guerra cada uno tenía su propio drama. Sin embargo, dos años después de acabada la guerra, uno de ellos cuenta en primera persona a Le Monde que gracias a Marie, una peruana, se salvaron, y dice que le deberían rendir homenaje, pero quedó allí como miles de historias. Era una desaparecida”, refiere el autor.

“En 2001 el gobierno de Francia da un decreto para la formalización de miles de personas deportadas por los nazis hacia campos de concentración, para declararlos formalmente muertos, por motivos legales. Ahí se descubre todo, se confirma que esta mujer existió e hizo lo que se dice que hizo, y es reconocida como una de las mártires de la resistencia, muerta por deportación. La familia no reclamaba dinero, sino el reconocimiento formal de que esta mujer ayudó a otras personas a salvarse, por eso su historia no tuvo antes la repercusión que debió tener”, añade el periodista y profesor universitario, que ya prepara un nuevo libro sobre Truel y en noviembre lanzará otro sobre un doble agente peruano en la II Guerra Mundial.

La coproducción será estadounidense, francesa y española, y, en su condición de asesor del filme Coya viajará a París en septiembre para sugerir algunos escenarios.

Rodríguez, el CEO de la casa Transcendent, estima que el costo de la producción será de unos 30 millones de dólares “porque es un gran filme épico y de época”.

Coya y Rodríguez presentarán el proyecto fílmico la próxima semana con el director y guionista neoyorquino Francis Delia, como parte del programa del 18º Festival de Cine de Lima. Dado que el periodista no inició su pesquisa pretendiendo escribir un libro ni dar pie a una película, el proceso le genera un par de reflexiones.

«En un contexto especialmente duro para el periodismo peruano, cuando las unidades de investigación desaparecen de los medios, el periodismo en profundidad es escaso y se alimenta el culto al inmediatismo, yo les enseño a mis alumnos que hay que trabajar fuertemente para conseguir un periodismo de calidad, y espero que los nuevos periodistas entiendan que a veces trabajos como éste, con tiempo para investigar, pueden rendir frutos y llevarte a un lugar tan increíble como Hollywood”, anota.

Sin embargo, más importante le parece que el mundo conozca a Magdalena Truel. “En un momento de guerras, donde los criterios de solidaridad y los derechos humanos son pisoteados, ella es un verdadero ejemplo. Es la mujer que habiendo podido voltear la espalda a personas más indefensas que ella, perseguidas por un régimen totalitario, decide asumir esa causa y defenderlos a riesgo de su propia vida, es una muestra de verdadero heroísmo. Hay muchas plazas con nombres que no dicen nada y faltan verdaderos héroes”, asegura el periodista.

Jaqueline Fowks/ ElPaís


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