El cine latinoamericano se ha consolidado durante los últimos años gracias a historias que llenas de fuerza, presentan la desigualdad de la región y su complejidad social y cultural. El talento de cada producción refresca la oferta de cine independiente con propuestas únicas que replantean el lenguaje cinematográfico en parte por el (súper) aprovechamiento de todos los recursos disponibles dada la falta de infraestructura.
Hicimos un recorrido por la región para presentarte las nuevas películas de América Latina que hay que buscar para trazar una cartografía que permita vislumbrar el discurso artístico y cultural de la región.
Pelo Malo, Mariana Rondón (2013) – Venezuela
Aunque el retrato no es el más justo sobre el difícil paso de la infancia a la adolescencia, Pelo Malo tiene el mérito de conseguir actuaciones poderosas y contenidas en un Caracas que pocos conocen y que está por explotar. En el olvido parental Junior es un niño afeminado que quiere alisarse el pelo para la foto de su colegio. Su madre no le da permiso, lo que desencadena el conflicto y enfrentamiento entre ambos y su machista abuela. El tono con el que se miran los prejuicios es despiadado, Rondón presenta con crudeza y a la vez humanismo -como si fueran inseparables- una sociedad desamparada en una ciudad que respira hostilidad.
La Nana, Sebastián Silva (2009) – Chile
Raquel se dedica en cuerpo y alma a la familia con la que trabaja como nana. Se ha tomado demasiado en serio su papel a la vez que se queja de todas las labores que tiene que hacer. Una segunda nana es contratada y provoca celos en Raquel, que aunque nos cuesta trabajo entender luego nos conquista con su inocencia e infantilismo y su transición hacia el descubrimiento de su propia vida. El formalismo original y honesto destaca al no pretender contar nada fuera de la lógica natural, el director mira a la Nana como si siguiera siendo un niño, como si lo hubiera podido filmar todo cuando era un niño.
La tierra y la sombra, César Acevedo (2015) – Colombia
Ganadora de la Cámara de Oro 2015 de Cannes -el equivalente a la mejor ópera prima- narra la historia de Alfonso que regresa a su pueblo para cuidar a su hijo que tiene una enfermedad en los pulmones. Entre la tierra y la sombra del lugar se trazan líneas delicadas de una historia que se resigna sin más remedio para aceptar lo inevitable y continuar adelante. Otras historias aparecen y enriquecen la línea principal sin que ninguna sobre y para argumentar que el drama involucra a todos. Relato sin prisa, silencioso y melancólico.
Hoje eu quero voltar sozinjo (Hoy quiero regresar solito), Daniel Ribeiro (2013) – Brasil
Leonardo es un invidente adolescente que intenta valerse por sí mismo a pesar de la sobreprotección de su madre. Planea irse de intercambio a otro país hasta que conoce a Gabriel, un nuevo estudiante que llega a su escuela y lo ayuda a redescubrirse. Una valiosa y emotiva historia de amor que no entra en la lastimosa realidad de la discapacidad sino que con inteligencia celebra la diferencia como algo natural. Explora la homosexualidad sin morbo y como nunca, desde el amor verdadero y el autodescubrimiento. Minucioso y sin pretensiones.
Carmín Tropical, Rigoberto Pérezcano (2014) – México
En la comunidad mixe el travestismo es algo usual como lo son la violencia y el crimen. Mabel ha regresado a su pueblo para buscar al asesino de su amiga Daniela en compañía de un joven taxista que la ayuda voluntariamente. Ganadora del FICM 2014 es un interesantísimo Volver (Pedro Almodóvar, 2006) lleno de folclore y carácter, cuyos personajes, delineados con un discreto suspenso, nos enamoran sin darnos cuenta. Un reencuentro astuto y callado con el Norman Bates de Psyco (Alfred Hitchcock, 1960) que nos dejará aterrorizados.
Relatos Salvajes, Damian Szifrón (2014) – Argentina
Se trata de una antología lúcida y esquizofrénica del comportamiento humano en situaciones extremas pero en contextos cotidianos fáciles de identificar. Individuos capaces de todo relucen su naturaleza más animal haciendo justicia por su propia mano, en la venganza, el resentimiento y la locura. Cada relato compite para ser mejor que el otro. Una joya del cine argentino nominada al Oscar 2014 en la que todo lo que imaginamos se hace realidad para expiarnos con ironía y diversión de lo que alguna vez creímos injusto.
Zona Sur, Juan Carlos Valdivia (2009) – Bolivia
Ganadora de la mejor dirección y guión en la competencia internacional de Sundance 2009, retrata la complejidad social de La Paz, Bolivia a través de una familia acomodada que está por enfrentarse a cambios provenientes de un nuevo régimen político. Los cambios suceden al interior y hacen que los personajes miren otras realidades que creían insignificantes. Las tomas circulares muestran a la principal locación, la casa, como una burbuja de confort. Los aymaras que ahí laboran adquirirán un nuevo significado como agentes sociales. El discurso de Valdivia es astuto al presentar la reconfiguración de una sociedad desde lugares íntimos.
La teta asustada, Claudia Llosa (2009) – Perú
Fausta padece la enfermedad de la teta asustada que le transmitió la leche de pecho de su madre cuando fue violada por militares peruanos. El tono triste y sombrío y la actuación callada de Magaly Solier como Fausta hacen que vivamos con elocuente realismo sus traumas y frecuentes angustias. Un film sobre cómo las creencias arraigadas en Latinoamérica afectan nuestras formas de convivencia y organización.
Las marimbas del infierno, Julio Hernández (2010) – Guatemala
Mitad documental, mitad ficción que presenta a tres coloridos músicos que se unen para empezar un grupo de música de metal con marimbas. Los personajes son interpretados por gente real que cuenta su historia, lo que hace que conectemos con sus vidas y su futuro. De una enorme honestidad, el filme de Julio Hernández anima el espíritu presentando una historia real que disfrutamos con los ojos de quien ve una ficción.
Conducta, Ernesto Daranas (2014) – Cuba
Relata la relación de protección de la maestra Carmela con Chala, un niño de once años sumido en la marginalidad del ambiente en el que vive; peleas callejeras de perros y una madre adicta a las drogas y al alcohol. Cine edificante en el que todas las miradas, incluyendo las secundarias, son válidas para construir el relato. Pese a lo predecible y a los diálogos sentimentalistas, el filme es conmovedor y triunfal en compañía de una fotografía moderna.
Con historias en las que nos vemos reflejados, el cine latinoamericano goza de calidad artística y de la sensibilidad social de sus realizadores. En conjunto constituyen una visión única sobre la región para enfrentarnos con nuestra realidad -tan real- que supera la ficción, por eso muchos de estos relatos están basados en historias reales.