Los fans de Rainer Werner Fassbinder tendrán que hacer lo imposible por llegar, desde cualquier parte del mundo, hasta Fassbinder – Now, una exposición en el Martin Gropius-Bau, la casa de exposiciones más importante de Berlín y una de las pioneras a nivel internacional, antes de que cierre la muestra este domingo. Allí está colgada la famosa chaqueta de cuero negra que Fassbinder usaba en los rodajes y debates televisivos.
Considerado por muchos como el mejor cineasta alemán, el director de Todos nos llamamos Alí habría cumplido 70 años el pasado 31 de mayo. Una gran exposición en Berlín le rinde ahora tributo recordando su vida y su obra. El visitante podrá sumergirse en la salvaje vida y en la revolucionaria obra del mítico cineasta, quien murió en 1982.
Destacan los trajes de marinero de Barbara Baum para Querelle, el film basado en la novela de Genet. Hay una exhibición fascinante de entrevistas televisadas del director, que recupero lo efímero de estas intervenciones, hasta ahora inhallables. Hay también obras de artistas para complementar la obra de Fassbinder y subrayar sus influencias profundas fuera del mundo de la cinematografía.
Para quienes no lo conocen, Fassbinder fue un director de cine, teatro y televisión alemán, además de actor, productor y escritor. Fue un representante del nuevo cine alemán. Llegó a encargarse de la fotografía y, sobre todo, del montaje de muchas de sus obras.
Era hijo de un médico militar y de una traductora, que se separaron cuando él tenía seis años. Se quedó con la madre (que colaboraría en algunas películas), y vivió protegido por su abuela. Normalmente, en sus películas no aparece la figura paterna, y muchos de los argumentos son trasposiciones de sucesos y afectos personales (incluyendo a sus actores).
Fassbinder, que estuvo casado dos veces y tuvo relaciones con amigos de ambos sexos, nunca trató de hacer un «cine gay» en el que se tratara lo homosexual como una problemática. Pero en casi todas sus películas aparecen personajes homosexuales y, como él mismo dijo, «siempre puede notarse una sensibilidad gay en todas mis películas», propia de su personalidad. Por este motivo, muchísimos cinéfilos lo han abanderado como uno de los mejores representantes de esta temática en el cine. Querelle es un clásico de esta corriente.