De ojos grandes y labios carnosos, la hija de Jean-Claude Van Damme que luce una figura envidiable da acrobáticas patadas a un saco demostrando que nada tiene que envidiar a su padre.
«Quiero mostrar a las niñas y niños pequeños que se puede ser físicamente fuerte y femenina a la vez. Que se puede cruzar las piernas en la mesa durante la cena y luego patear el culo de una manera agradable», dice la joven de 25 años de edad, residente de West Village.
«Algo así como la manera en que mi padre popularizó las artes marciales, es lo que me gustaría hacer con mi generación. Quiero continuar su legado».
Es una declaración audaz para la actriz que, además, es productora de cine.
Después de todo, pasó toda su infancia diciéndole a su padre, Jean-Claude Van Damme, que «odiaba» las artes marciales.
Jean-Claude forjó su camino en la cultura pop de las artes marciales protagonizando películas de acción como «Contacto sangriento», «Kickboxer» y «Street Fighter», lo que le proporcionó una vida cómoda a Bianca y su hermano.
«Mis padres nos dejaron hacer nuestras propias cosas. Cuando era joven, mi madre me incentivó las artes marciales para crear auto-disciplina. Yo tenía 7 años y no lo soportaba. Me quedé con el ballet y el patinaje en hielo», recordó Bianca.
La chica Van Damme comenzó a actuar y con el tiempo retomó las artes marciales junto a su padre. Incluso filmaron “The Shepherd: Border Patrol.”
A pesar que disfrutó de la experiencia, ella no lo tomó demasiado en serio. Bianca admitió: «No me gustó lo que vi en la pantalla cuando vi mi primera película. Me di cuenta de que si esto era lo que iba a hacer, tenía que hacer las cosas bien».
«Es complicado», dice ella. «Siempre tengo gente que viene y me dice lo mucho que aman a mi papá. Es agradable escucharlo, pero es como, ¿qué tiene eso que ver conmigo?».
En la década de 1990, Jean-Claude admitió, que tuvo que dejar una adicción a las drogas que lo tenía consumiendo 10 gramos de cocaína al día.
Acerca de la relación con su padre, Bianca dijo: «Depende de qué año. Sí, fue duro. Nunca ha sido como si fuera niña o una princesa de mi padre».
Y añade: «Nuestra relación definitivamente tenía sus altibajos, pero ahora estamos bien. Hablamos y pasamos el rato, pero no es como si yo lo llamara por teléfono y le dijera: Oye papá, vamos a tomar un helado y a hablar de la vida. Lo que sí hacemos es ir al gimnasio y ahí tiramos nuestras cosas».
Bianca sin duda heredó sus habilidades. Al igual que Jean Claude, puede hacer patadas voladoras y giros locos.
Ahora, ella, usando el nombre artístico de su padre, incluso está firmado contratos para hacer algunas películas sin él. Y ahora, que ella finalmente abrazó el negocio de las artes marciales, la hija y el padre compiten por la clientela.
«A veces me reúno con él y pienso ¿por qué estoy aquí? Soy una perfeccionista, tal como padre. Por lo que siempre me voy a dar pequeños críticas en mi manera de ser», ella dice. Yo le digo a mi papá: Mira qué tan alta es mi patada. Obviamente estoy mejor que tú».