Viene de Australia y está reinventando el porno alternativo

Porno


Autor: mauriciomorales

Gala-Vanting

Porno. Te han dicho que es porno. Pero le das al play y… algo no termina de cuadrar. Frente a tus ojos, un plano definido por una única presencia. Su piel fina y arrugada, de una textura casi translúcida, revela una edad fácilmente cercana a los 70.

El hombre sonríe de forma discreta. Sólo su atuendo, una camiseta y una gorra quepis confeccionadas en cuero, dejan entrever sus filias. Bueno, eso y una frase: «Soy terriblemente ocurrente. ¿Te gustaría pegarme?».

Un rápido cambio de plano nos lleva a una escena de acción BDSM. Una joven con gafas de pasta fustiga el trasero de un hombre de mediana edad apoyado en una mesa de madera. Una de esas mesas grandes y algo toscas que esperas encontrar en las viejas casas de campo. Pero la cámara no se recrea: un golpe de fusta, un breve gemido y fuera. Corte.

Lo que sigue es una escena de cocina. Una escena en la que dos personas jóvenes, vestidas de manera normal, hablan de forma abierta sobre sus inclinaciones sexuales. «No es divertido si no es extremo», dice ella. «Lo siento, simplemente no lo es».

Pocos segundos después, vemos a la misma pareja en mitad de un bosque. Ella retuerce los pezones de él mientras rasga su torso con una aguja.

Los sonidos de la naturaleza verde que les envuelve se mezclan con una guitarra lacónica y las sílabas de un texto declamado, una especie de spoken word más sensual que obsceno, que nos habla de deseos, de amantes listos para recibir las marcas de un juego que va más allá de una simple cópula.

«Te doy mi cuerpo con un consentimiento total», enuncia la voz. «Soy vulnerable, y es sólo tú, mi otro, quien me da fuerza».

Así comienza Love Hard, el primer filme «largo» de Sensate Films después de siete cortos que han colocado a Gala Vanting al frente de la nueva ola de directoras dedicadas a redefinir los límites del porno desde una óptica feminista.

Vanting describe Love Hard como un retrato documental sobre el BDSM y la intimidad. Y esa palabra, intimidad, es fundamental para entender todo el trabajo que esta australiana de cuerpo menudo y voz tranquila viene desarrollando alrededor de la sexualidad.

 

Gala-Vanting

El placer como vocación

«Desde que tengo memoria, ha sido parte de mi naturaleza el satisfacer mis curiosidades corporales», asegura nuestra protagonista en su bio.

Desde muy pronto se sintió atraída por la idea de orquestar el placer, el suyo y el de otros. Inducir placer y procesar luego esas experiencias «en palabras, imágenes o meditaciones, o simplemente recopilarlas en la memoria placentera de mi propio cuerpo».

Hoy Vanting se define de forma amplia como ‘activista del placer’ y ‘figuradora erótica’. De esa manera intenta reflejar todas las facetas de un trabajo que va más allá de la cámara, las cuerdas y el látigo. Porque además de autora porno y trabajadora sexual especializada en brindar experiencias alrededor del BDSM, Gala Vanting es también conferenciante y educadora en cuestiones relacionadas con las políticas del placer, las teorías queer y el empoderamiento erótico.

«Creo en el derecho al placer y en la libertad frente al remordimiento», explica. «Creo en las posibilidades emancipatorias del dolor erótico y el placer».

En sus películas no hay cuerpos neumáticos ni orgasmos exageradamente teatrales. No hay mujeres pasivas subyugadas por hombres esteroídicos dedicados al fornicio mecánico. No hay sexo contorsionista ni primerísimos planos de genitalia.

Vanting intenta esquivar las convenciones del porno desde una perspectiva inclusiva en la que se mezcla lo feminista y lo queer. Una perspectiva en la que, a nivel visual, conviven el realismo documental y la fantasía.

En Sensate Films interesa el silencio y la mirada, la naturalidad de una cama revuelta, el color de una espalda que sangra, el sonido de una respiración entrecortada o de una mano que se desliza lenta pero firme a través de una mata de pelo.

También el espacio del sueño, las escenas meditativas, el sexo retratado desde el plano de las sensaciones, la deriva de tintes oníricos o la exploración poética de fetichismos tan poco comunes como el que vincula la excitación sexual a la idea de la fertilidad.

«Disfruto de la alquimia de transformar el deseo en formas tangibles», dice Vanting.

Como valores centrales de su trabajo, siempre, la intimidad y la democratización de lo sexy.

Música, sombras, luz cuidada. Cuerpos que se abrazan, que se observan en silencio, que se tocan con calma, que se respiran… Escenarios reales, cuerpos reales, polvos realistas.

En sus películas, los actores parecen disfrutan genuinamente de lo que hacen. Entre otras cosas, porque no son actores al uso.

Ella prefiere hablar de sus protagonistas como colaboradores. A menudo los actores se implican en la producción del filme e incluso inspiran su desarrollo con sus propios deseos y fantasías. Vanting los considera coautores, y así lo refleja en los créditos de cada una de sus piezas.

Lo que busca es naturalidad. Como ella dice: «Creo que tu autenticidad es sexy».

A favor de un porno lento

love hard«Estoy particularmente interesada en las maneras en las que podemos usar el sexo y la sexualidad para llegar a estar mejor, para sentirnos más completos, para desacelerar, calmar nuestras mentes y experimentar con la existencia», escribe Vanting en su sitio web.

Eso demanda otro tipo de porno. Un porno «ético» y de cocción lenta, que se preocupe por las imágenes que transmite.

Esa idea ha llevado a Gala a cultivar una ética de producción que definen como porno slow.

Frente a la mentalidad de «producción en masa» de la industria del cine para adultos, su respuesta es desacelerar.

«Eso nos da tiempo y presencia para prestar atención a aquellos detalles que el mainstream a menudo obvia: la cualidad de una respiración, las palabras en un susurro. Eso le da a nuestros colaboradores el tiempo para tomar decisiones al respecto de su representación, y también tiempo para darse el gusto, mimarse, responder al proceso de ser documentados».

Reverenciar el arte del cine erótico a través de la creación de imágenes que sean cinematográfica y artísticamente tan emotivas como lúbricas. Representar la sensualidad tanto en sus aspectos más fantásticos como en los más comunes. Mantener un cierto enfoque documental en lo que filman. Esas son algunas de las premisas del ‘slow porn’.

«La belleza de los que capturamos es el desarrollo orgánico de un encuentro erótico. Es imposible constreñir eso a un guión, y por eso ni lo intentamos. En su lugar, nos concentramos en crear un entorno en el que la expresión pueda desarrollarse».

Haciéndolo así, Vanting espera generar un cambio en la manera en la que la imaginería erótica es representada, en especial el cómo se retrata la sexualidad de la mujer.

«Creemos que como forma de producción cultural con un alcance tan amplio, los medios eróticos tienen un gran potencial para reflejar cuestiones y valores, para educarnos, propagar verdades personales y políticas, y expandir nuestra capacidad de emoción», escribe.

«Estamos interesados en crear porno que hace más de una cosa». Esa es su batalla.

 

Fuente: playgroundmag.net/


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