A la Sombra surge el 2008, con el propósito de realizar un Encuentro Literario en el Centro Penitencial Femenino (CPF) de Santiago. El proyecto, beneficiado por el Fondo del Libro, fue presentado por Daniela Acosta, Roberto García y Carolina Schmidt.
Desde un inicio se desarrolló como iniciativa interdisciplinaria, pues contempla la realización de un documental, retratos de los poetas participantes y registro fotográfico del proceso, junto a la publicación del libro que opera como muestra antológica y reúne todos estas producciones artísticas.
En 2009 intencionan replicar la experiencia en el CP de Rancagua (cárcel concesionada), enfatizando la importancia del taller literario y proyectando estructurar la base de un Colectivo. Aquí se suman Guido Arroyo y Cristian Vidal como monitores, quienes anteriormente participaron como editor y documentalista, también se une la fotógrafa Pola Arriagada. Además, se modifica la producción de las obras plásticas, en vez de invitar a artistas visuales jóvenes, se trabaja con internos del Taller de Pintura del Centro de Detención Penitenciaria (CDP) Puente Alto, realizado por Jojo Fuentes.
El Colectivo se consolida en 2010 con el taller realizado en la Cárcel Pública de Valparaíso a 20 internos de diversos módulos. Se conforma un grupo talentoso, proactivo, demandante, y deciden, durante el 2011, continuar y profundizar el trabajo en la cárcel porteña. “Nuestro objetivo es superar el taller de creación literaria montando una mediagua al interior del penal, donde se desarrolle el proceso íntegro de producción de libros de los internos, con roles y equipos definidos según habilidades y preferencias”.
A la vez cuentan con la publicación y circulación de la revista Ganzúa, escrita y producida en el taller del CDP de Puente Alto. El medio se levanta como un cuestionamiento directo al discurso pregonado por los medios masivos en torno a la criminalización, los centros de reclusión y los estigmas de la población penal, ofreciendo un punto de vista desde los propios internos.
-Respecto a la política del Colectivo ¿qué significa hacer poesía en las cárceles?
-Es importante que se reconozca la existencia de una política, pues por lo general en estos proyectos no existe una política definida y práctica. En un artículo que publicó El Mercurio hace algunos meses, no quisieron aceptar nuestro “derecho a réplica”, pues presentaron el trabajo del colectivo como caridad. Ahora, más que “hacer poesía” en cárceles, lo que se hace es escribir textos poéticos desde una cárcel. El entorno y las condiciones materiales claramente influyen en la escritura y se reflejan en los textos. El colectivo promueve que el taller sea un espacio que sirva para resignificar el espacio cotidiano. Se levanta como un sitio de libertad expresiva, donde la poesía y la escritura literaria permiten generar voces de resistencia al lugar en el cual se encuentran.
-¿Qué temas han tratado con l@s re@s?
-Diversos temas, porque hemos elaborado un programa que contempla aprendizaje de figuras retóricas, recursos estilísticos y lectura de obras y estructuras literarias, como el haikú, la écfrasis, etcétera. El taller tiene una metodología bien estructurada, alejándose de la típica dinámica literaria donde las personas cuentan sus experiencias, escriben sobre cualquier cosa y de tanto en tanto leen algo. Aunque tampoco se trata de “clases”, porque no entendemos el espacio taller desde una pedagogía conductista, sino desde un trabajo transversal, donde todas las experiencias son igualmente válidas.
-El tema del trabajo colectivo, ¿cómo se da en su organización?
-La toma de decisiones es horizontal, las propuestas se generan desde el grupo. Hecho que también se da entre los internos participantes del taller. Las metodologías son flexibles, si los internos tuvieron una semana difícil por los allanamientos o castigos, el taller se detiene y el tema se analiza. Todos quienes participan en la actividad del taller son convocados a ser parte del colectivo, informándose de cada gestión que se realiza en el exterior. Actualmente estamos levantando un modelo de organización que se preocupe por el desarrollo artístico cultural en los recintos penitenciarios, de manera interdisciplinaria, invitando a artistas a replicar estas prácticas en diversos recintos, pues tenemos la convicción de que no sólo a las empresas se les debe abrir los portones de las cárceles chilenas para generar trabajo, a cambio de mano de obra barata y condiciones laborales precarias.
-¿Cuál es su opinión respecto de la escena emergente de poetas en Chile?
-Como individuos de Colectivo nos costaría aunar una opinión, porque ello implica el gusto subjetivo de cada uno. Pero en nuestra materia, hemos descubierto que en general no existe interés por parte de la poesía emergente, a vincularse activamente en problemáticas políticas atingentes. Muchas veces el tema se roza desde la disidencia estética, o desde las luchas políticas de minorías. Por otra parte, hay pocos poetas ocupándose de utilizar la literatura como herramienta de alfabetización y canalización de demandas. Muchos consideran que el sólo hecho de leer sus textos poéticos en zonas de riesgo social (como dicen los tecnócratas) es un trabajo político, cuando ese ejercicio no escapa a cualquier espectáculo. Nosotros consideramos lo contrario, que el centro del trabajo debe situarse en esos lugares, anulando los egos personales y fomentando desde la creación poética un espacio que disemine voces de resistencia.
-¿Cómo fue el proceso de elaboración del libro Ecos de Cemento?
-Este año la muestra antológica superó a la de años anteriores, tanto en calidad poética como resultado material. Esto se debió al efectivo trabajo de edición de textos poéticos que se realizó en el Encuentro, mediante grupos donde participaba un poeta invitado, tres talleristas y dos miembros del colectivo. Por otra parte tanto las obras plásticas como las fotografías, forman unidades aparte del libro que complementan el trabajo poético. La impresión de la portada fue realizada en cartulina kraft, cuya materialidad se relaciona temáticamente con el libro; el diseño fue realizado impecablemente por Jko Contreras, diseñador de Revista Ganzúa y miembro de Estudio Navaja.
-¿Cómo fue el resultado del documental Estructuras Metálicas?
-Cada año se ha profundizado la mirada y los internos han participado cada vez más, activamente, en el desarrollo del documental. Este año, Estructuras Metálicas es el resultado de un trabajo que registra múltiples visitas al taller de creación poética en la cárcel de Valparaíso, así como también, al taller de pintura de Puente Alto. Uno de los aciertos es el montaje, pues además del registro se integra la filmación de los propios internos que articulan una trama dentro del documental y un video musical realizado en la cárcel del grupo hip hop Resiliencia. El documental, bajo la dirección de Cristian Vidal, será enviado a diversos festivales nacionales e internacionales y difundido en diversos espacios públicos y comunitarios.
-Contacto: [email protected]
+ Info: www.alasombra.org
Cultivos Chilenos, suplemento Arte & Cultura
El Ciudadano Nº104, segunda quincena junio 2011