Me encanta que siempre pasen cosas, que siempre pase algo, lo que sea, desde lo más minúsculo como un imperceptible silencio hasta un incómodo grito en mitad de un guitarreo jipi y lo que me ocurre con la música popular chilena que nace por estos tiempos es que resuena justamente por eso, por esa sensación de que muchas cosas pasan a cada rato.
Emisario Greda es un grupo de Santiago que tiene como punto de partida los afanes de Javier Poduje –ex batero de Patio Solar- tras editar en solitario el Ep “Papel”. Encuentros, azares y esas cosas que siempre pueden pasar, concluyeron en esta banda conformada por Yaney Salgado, Renato Hidalgo, Vicente González, Juan Pablo Aravena y el propio Poduje tras todas las composiciones.
Anhelario es su primer disco, un álbum que una vez oídas las 11 canciones que lo constituyen, deja una exquisita sensación de intimidad, una clara lucidez y coherencia al momento de articular sus dimensiones líricas y sonoras.
Hay algo que habita a través de estas canciones que encanta: un pop orgánico, lúcido, claro en sus afanes de articular ambientes como un lugar seguro, parecida a esa rica sensación que queda tras oír una vieja canción de Stereolab. Pienso en piezas como “Gotas de Cristal” o “Quien pierde”, las que en un perfecto cruce de capas sonoras sobre un pulso midtempo generan una atmósfera que cautiva; canciones como “Fruta Caroline” o “Zahir”, salen de algún modo de esta sensación de intimidad general y con recursos como guitarras más saturadas o los ataques de un piano jazzy, abren el abánico de sensaciones que abundan en esta hermosa entrega.
Decidir mostrarle al mundo los sueños propios, todas esas cosas que queremos que nos pasen, es un acto de profunda valentía y este puñado de anhelos en clave canción de los Emisario Greda, son el mejor ejemplo para saber que en la música chilena están pasando muchas cosas buenas.