Comentario de documental: Videocracia

El documental del italo-sueco Erik Gandini nos muestra una sociedad italiana que gira y moldea su imagen en torno a su televisión. Un mundo televisivo que resalta la superficialidad, el materialismo y el exhibicionismo, dictando los sueños y necesidades de una población que está en manos de una sola persona: Silvio Berlusconi, primer ministro de Italia.

Berlusconi antes de llegar a capitalizar el poder político del país tuvo una exitosa carrera como empresario llegando a controlar el 90% de la televisión italiana. El documental explica el nacimiento de la televisión privada frente al monopolio de la televisión estatal, el rol que marcó en eso Berlusconi, y cómo ello está relacionado con su mantención en el cargo, en los mandatos 2001-2006 y 2008 al presente.

Mientras inicia el documental se lee la leyenda «Italia ocupa el 67º lugar en el mundo en Igualdad de Oportunidades» seguido de un: «Italia ocupa el 73º lugar en el mundo por Libertad de Prensa», mientras se muestra imágenes del Primer Ministro caminado de manera épica entre sus partidarios.

Después del comienzo se ven las imágenes del programa televisivo “Desnudémonos juntos”, transmitido en Italia en los años 80. Vía telefónica, los telespectadores debían responder preguntas y, si acertaban, una mujer se desnudaba en la pantalla. Según el director Erik Gandini, este fue el comienzo de una “revolución cultural en que la televisión ha impuesto un nuevo estilo de vida, una nueva moral, basada en el exhibicionismo sexual”.

Uno de los puntos centrales del documental es la aparición de las “velinas” (diminutivo de “vitellina”, en italiano ternera) en la televisión, jovencitas que buscan entrar a la pantalla chica en busca de una carrera en base a su belleza. Las imágenes muestran la forma de reclutar a través de audiciones, momentos en los cuales las chicas sueltan frases como: “Mi objetivo es casarme con un futbolista”.

El documental termina con imágenes magnánimas de Berlusconi, caminando por las calles con las manos hacia arriba y recibiendo el saludo de toda la gente alzada en las calles. El plano picada muestra al Primer Ministro sonriente, agregando el texto: “Esta es la franja electoral de Berlusconi”, la cual es trasmitida por sus canales, el 90% de la televisión abierta.

Una sociedad absorbida por los medios de comunicación marca sus pautas políticas entorno a la idolatrización  de la televisión como una nueva iglesia. Dentro de ella, Berlusconi se trasfigura en su nuevo pontífice. Amo y señor del derecho a la fama y la diversión. Ahí el Premier promueve los valores superficiales y esconde la contingencia política de la sociedad de su país.

Berlusconi deja de ejercer la democracia a través de las urnas metamorfoseándose hacia una “Videocracia”, un sistema de gobierno dictado desde los medios de comunicación, lugar que ahora tiene un solo dueño.

Por Gustavo Peralta Vargas

El Ciudadano