Comentario de teatro: “La Sangre»

La sangre como soporte de vida y muerte, un territorio desconocido, aunque primigenio

Comentario de teatro: “La Sangre»

Autor: Cristobal Cornejo

La sangre como soporte de vida y muerte, un territorio desconocido, aunque primigenio. La historia de la humanidad es sangre, de distintas fuentes, pero de tonos cromáticos casi idénticos. Este carácter universal y paradojal la transforma en un vehículo de expresión, confluencia y oposición; en un elemento que puede gatillar la reflexión, la crítica, y siempre impacta emocionalmente de alguna manera.

En ese terreno es donde se mueve “La sangre”, puesta en escena del Teatro Material a la obra escrita por el catalán Sergi Belbel, cuyo motor es el secuestro de la esposa de un personaje político de dudosa reputación, situación puntual desde donde van desgranándose distintos aspectos de la comedia (y tragedia) humana.

Un secuestro tiene el peculiar poder de impactar a la sociedad en su conjunto. Hecho mediatizado en el mundo contemporáneo, provoca empatía, posiciona a favor o en contra, incita al debate sobre los fines y los medios. En el caso de “La sangre”, se opta por la elipsis parcial de las causas, para centrarse en las consecuencias que conllevan algunas opciones en sus protagonistas.

Vale aclarar que la obra se desparrama esencialmente en el espacio del guión (no hay armas de fuego o escenas de acción, si alguien podría llegar a pensarlo), todo se construye en la tensión que generan los motivos que dan carne a las escenas, varias de ellas cargadas de violencia simbólica. Sin embargo, equilibra estos momentos con otras que, sin dejar el dramatismo del hilo general, proponen un humor inteligente que de a poco va oscureciendo por la sangre que emana desde la trama principal. En todas estas interacciones juegan un papel central las actuaciones, potentes y seductoras, así como el opresivo diseño sonoro y escenográfico.

“La sangre” se da el tiempo de escudriñar pacientemente en los vicios sociales proyectados en los individuos humanos, donde el trasfondo parece ser siempre el poder. Si bien sus cien minutos de duración pueden colmar la paciencia de algunos, son necesarios para plantear un montaje que deja que la lluvia limpie, o al menos disipe, las manchas de sangre que quedan en el suelo tras un sacrificio.

«La sangre»  se presenta de jueves a sábado hasta el 3 de noviembre, a las 21 horas en el Teatro Ladrón de Bicicletas.

Por Cristóbal Cornejo

El Ciudadano

 

 


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