Con dos charlas se iniciaron esta mañana las actividades del Tercer Encuentro de Industria Musical Chilena en el Sur, que continuó esta tarde con foros, exposiciones y conciertos.
La presentación de la investigación “Música Río Abajo” de los antropólogos de la Universidad Austral, Jorge Pinilla y Luis Oviedo, dio inicio a las actividades desarrolladas en la capital de la Región de Los Ríos.
“Fragmentos de la historia de la vida musical valdiviana contemporánea 1950-2000” es el libro en que los investigadores escudriñaron en los registros fotográficos, fonográficos y los relatos orales de numerosos personajes que han dado vida a la historia musical de la ciudad en los últimos 70 años, generando un valioso documento sobre este ámbito del patrimonio inmaterial.
Repasando agrupaciones formadas en los ’20 y vivas por décadas, como el Club Musical Obrero, Fenixvald y el Club Musical Eleuterio Ramírez, la investigación va desde el incipiente rocanrol de los ’50 (Los Demonios, Los Espectros –rock con acordeón- y el Cuarteto Rítmico de Pedro Vío), pasa por el folclor de Anita y José ( Ceves, luego en Inti Illimani), Schwenke y Nilo, el trabajo formativo de la emblemática Escuela Juan Sebastián Bach, para llegar a los grupos que animaban fiestas en los ’80 (Cometas de Oro, Metrópoli), el metal de los ’90 (Victimized, Mortem) y bandas insignes de la actualidad como La Desooorden, Porotos kon Riendas y La rata bluesera.
Según, Pinilla, analizando la escena musical valdiviana en la actualidad, se mantiene una tradición de familias y músicos que a lo largo de los últimos 50 años han nutrido las filas de numerosas bandas locales.
EL MÚSICO COMO TRABAJADOR
El músico e investigador, Tito Escárate, se refirió en su presentación a la necesidad de asociación que tienen los músicos hoy en día.
“El músico debe auto-percibirse como trabajador (…) Por eso es necesario gremializarse, aglutinarse, para alcanzar objetivos en común”, sostuvo.
Tomando como ejemplos las realidades organizativas de Argentina y España, Escárate apuntó a ir más allá del papel que juega la Sociedad Chilena del Autor (SCD), “la que cumple funciones ajenas a su naturaleza como mera empresa administradora de recursos”, dejando claro, de antemano, sus críticas a la manera en que se gestiona dicha entidad.
El músico e investigador –precursor en los 90 de la Asociación de Trabajadores del Rock- invitó a los músicos a asumirse como sujetos políticos y organizarse, potenciando un interesante debate en los presentes.
TARDE
La jornada de la tarde se inició con la presentación de J. Miranda, quien desplegó un ejercicio de rock con reminiscencias grunge, con el favor de la potencia que le brindó una afiatada banda de apoyo.
El conversatorio de la jornada vespertina se tituló “Modelos de autogestión para la industria musical en Chile y México” y contó con la participación de Rodrigo Santis, de Quemasucabeza; Diego Sepúlveda de Sello Cazador; y Sal Toache, del sello Intolerancia de México.
Los expositores abordaron la idea en que sus respectivas plataformas entienden la “autogestión”. Partiendo desde premisas distintas, aunque con objetivos comunes, compartieron las motivaciones y alcances del trabajo de sus sellos, comprendiendo la idea de independencia o autogestión más como una postura que como una naturaleza.
Asumiéndose como “pequeñas empresas” que privilegian los contenidos culturales por sobre la ganancia y el control creativo de sus artistas, trazaron diferencias y semejanzas entre la realidad mexicana y chilena.
“Los chilenos creen más de lo que somos, hay una sobrevaloración”, señaló Toache, uno de los que tuvo una actitud más reflexiva y política en torno al trabajo de la llamada música independiente.
En ese sentido, Santis expresó que “el término autogestión o “indie” no tiene hoy tanta validez”, lo que fue confirmado por una reflexión que, en el fondo, apuntó a centrar la naturaleza de la “independencia” más en una gestión del negocio que en un rechazo a la industria misma.
Sepúlveda, siendo el que más se acercó a posiciones “de industria” con un lenguaje más frío, aclaró, sin embargo, que el motor de estas empresas es difundir cultura, antes que generar dinero.
Respecto a las diferencias entre la forma de estructurarse como iniciativas, Toache fue tajante: “Mientras más reproduces el esquema disquera-músico (lejos y segmentados), menos posibilidades tenemos hoy. Por eso, los músicos de Intolerancia deben estar en la misma sintonía y cuestionarse ‘para qué’ son músicos”.
La conversación con los asistentes abordó la vigencia del formato físico frente al digital, la creación y fidelización de audiencias, los límites de la autogestión y el impulso a los festivales como forma de promoción de las bandas y solistas.
Posteriormente, la banda local Eczema amenizó la tarde con su rock-pop de tintes retro.
Las actividades continúan esta tarde con una exposición de la colección de formatos y fonogramas antiguos de la Universidad Austral y el cierre de la jornada es a la medianoche con un concierto de Tito Escárate y la banda Los Ex.
Este sábado las actividades continúan con más foros y conciertos.
Desde Valdivia,
Cristóbal Cornejo
El Ciudadano