La fiesta popular, el rito, las manifestaciones callejeras y el carnaval son los cimientos sobre los que Teatro de Goliardos levantó un monumento a la memoria. “Plegaria pa’ no olvidar las penas” su primer montaje de la compañía que se presentó desde el 4 de noviembre en la terraza del Sidarte, y que llenó de color y canto el corazón del barrio Bellavista, fue todo un éxito.
En la obra cuatro cuenteros ambulantes se plantan frente al espectador para contar una historia tan vieja como la mismísima cultura occidental, pero reinventada desde lo latinoamericano, donde el viejo mito de Sófocles es sólo la excusa para hablar de las herencias, de los muertos con los que cada uno carga y de la vida que se vuelve a crear incesantemente, una y otra vez, desde la memoria y la carga del pasado.
La sugerente revaloración temática de los Goliardos, va de la mano con una propuesta estética festiva, llena de formas y colores que nos remiten a la celebración de Cuasimodo o al canto del angelito, manifestaciones tan cargadas de religiosidad y rito como de paganismo y carnaval. Del mismo modo, la mezcla entre verso y prosa, magnificados con la grandilocuencia del teatro callejero encuentran eco en un imaginario construido con materiales de primer alcance, de reciclaje, desde la escenografía hasta los instrumentos musicales especialmente creados para la obra.
“Plegaria pa’ no olvidar las penas” es una procesión en honor a nuestros muertos, es la subversión goliarda y latinoamericana de un mito, es la tragedia que se convierte en fiesta, la muerte que se celebra con canto y la memoria como carnaval.
El Ciudadano