Con Macri Presidente, los movimientos culturales en Argentina estarán unidos o derrotados

La revista digital La Primera Piedra, de Argentina, lanzó una editorial en la que habla de las políticas culturales encaradas por Mauricio Macri en sus ochos años como Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y los nuevos desafíos que se presentan para todo el escenario independiente, autogestivo y alternativo con su llegada a la presidencia. Lee la editorial completa a continuación.

Con Macri Presidente, los movimientos culturales en Argentina estarán unidos o derrotados

Autor: El Ciudadano Argentina

Con la asunción de Mauricio Macri como presidente de Argentina, el giro político, social, económico y cultural es más que notorio: un partido que se reconoce abiertamente de derecha y liberal llegó al poder democráticamente por primera vez en la historia del país. Ante este nuevo escenario, la escena cultural, los medios alternativos y todos los emprendimientos independientes encaramos un nuevo desafío ineludible. Se trata de unir fuerzas ante un futuro que se promete adverso y cuyas pruebas para tal desconfianza se pueden encontrar con sólo revisar el pasado cercano de la Ciudad de Buenos Aires.

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Antes del balotaje nacional, nadie que frecuentara el ambiente cultural porteño decía a viva voz que iba a votar a Macri. Más bien todo lo contrario: actores, escritores, editoriales independientes, directores, centros culturales, músicos, entre muchos otros, se manifestaban en apoyo al candidato del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, a pesar de las incontables diferencias y discrepancias que se pudieran tener con este último. La razón no era menor: Macri representa un peligro para la cultura, como lo representó en sus ocho años de gestión como Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

¿De qué hablamos cuando hablamos de cultura?

Si bien el concepto de cultura es amplio y abarca distintas concepciones, llegando a saberse que no hay una definición única y acabada del mismo, en La Primera Piedra consideramos a la cultura como una forma de ver al mundo más allá de la fiebre de consumo, producción y movimiento constante a la que muchas veces nos vemos sometidos.

La cultura como oposición al mercado, si bien ambas concepciones pueden converger en el sistema capitalista actual, es una clave para entender a la sociedad a partir de una mirada mucho más amplia, crítica y transformadora. En ese sentido, todos los movimientos culturales independientes, autogestionados, populares y alternativos representan un factor indispensable para poder comprender la realidad.

En La Primera Piedra consideramos a la cultura como una forma de ver al mundo más allá de la fiebre de consumo, producción y movimiento constante a la que muchas veces nos vemos sometidos. Son esos mismos movimientos culturales a los que Macri y sus gobiernos (con Rodríguez Larreta, actual Jefe de Gobierno electo, a la cabeza) intentaron censurar, poner palos en las ruedas y a los que muchas veces se les quitó el apoyo del Estado.

Son esos mismos movimientos culturales a los que Macri y sus gobiernos (con Rodríguez Larreta, actual Jefe de Gobierno electo, a la cabeza) intentaron censurar, poner palos en las ruedas y a los que muchas veces se les quitó el apoyo del Estado. Por ejemplo, tan sólo en el mes de junio de 2014, 10 centros culturales fueron clausurados intempestivamente en 15 días.

Ese modus operandi fue una constante del gobierno macrista: distintos “operativos sorpresa” del gobierno porteño culminaron con los espacios culturales adornándolos con una faja de clausura. En los ocho años de gobierno de Macri, con la excusa de falencias en la seguridad y habilitación del local, el Estado porteño cerró temporalmente y de forma caprichosa decenas de centros culturales (algunos en reiteradas ocasiones), mientras que los talleres clandestinos que trabajan para grandes marcas textiles, casinos y grandes boliches bailables contaban con la vista gorda del PRO.

Este devastador escenario llevó a la unión de artistas y responsables de centros culturales para la creación de una ley que regularizara la situación y frenara el atropello estatal al que estaban sometidos: La LEY MECA. La Ley de Centros Culturales fue un proyecto de ley desarrollado por el Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos (MECA), con el apoyo de la organización ABOGADOS CULTURALES.

En los ocho años de gobierno de Macri, con la excusa de falencias en la seguridad y habilitación del local, el Estado porteño cerró temporalmente y de forma caprichosa decenas de centros culturales (algunos en reiteradas ocasiones), mientras que los talleres clandestinos que trabajan para grandes marcas textiles, casinos y grandes boliches bailables contaban con la vista gorda del PRO.

La LEY MECA regula responsablemente la seguridad de los espacios culturales, tanto así como la de los artistas que participan de los mismos y del público asistente. Además, fortalece las propuestas culturales independientes, lejos de las grandes productoras. Intenta, del mismo modo, facilitar la creación de nuevos espacios de cultura y dar visibilidad a todos los lenguajes artísticos. Así, se fomenta la diversidad, la descentralización y la autogestión.

De esta forma, en el marco de una lucha unida y constante, se logró que, entre diciembre del 2014 y septiembre del 2015, se aprobaran distintas leyes que regulan, facilitan y promueven las habilitaciones de centros culturales, poniéndole un freno legal a los claros casos de abuso de poder ejercidos por el gobierno porteño y a la mirada muchas veces cómplice de los partidos de oposición porteña: Frente Para la Victoria y los que conformaron el esporádico UNEN.

Unidos o derrotados

El apoyo y enfoque que mantuvo el kirchnerismo hacia la cultura a nivel nacional, si bien dejó varias e importantes cuestiones pendientes, es una de sus principales virtudes a destacar.  A lo largo de estos 12 años se logró el fortalecimiento de varios sectores y la recuperación de rubros que parecían al punto del colapso. Así, medios, sellos discográficos y editoriales independientes pudieron hacerle frente a un mercado cada vez más globalizado y lleno de enormes cadenas multinacionales que siempre se comen al más débil.

La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, sancionada en octubre de 2009, fue un paso importante en el camino hacia la legalización de los medios alternativos, comunitarios y populares. La normativa estableció la reserva del 33% del espectro radioeléctrico para entidades sin fines de lucro, sentando las bases para una diversificación y democratización de la información. Pese a que el otorgamiento de las licencias ha ocurrido en forma muy lenta, en parte debido al retraso en la elaboración de un plan técnico a nivel nacional, es esencial reconocer la importancia de una ley de avanzada en toda la región y su defensa para materializar todo lo que aún queda por hacer.

Macri, en cambio, en sus ocho años de gobierno, llegó a destinar ocho veces más  recursos en publicidad que en áreas tan sensibles como la cultura, educación, salud o vivienda, reasignando y subejecutando partidas. Basta con ir a recorrer, sólo por tomar dos ejemplos, el Centro Cultural Kirchner y La Usina del Arte para ver con los propios ojos las distintas concepciones sobre cultura que carga cada modelo político.

En ese sentido, tal como marca el texto publicado por el conjunto de editoriales independientes titulado “A la industria editorial no le da lo mismo”, se puede comprobar que: “durante 1997 se produjeron 43 millones de ejemplares de 11.000 títulos, y en 2002, 32 millones de ejemplares de 9.500 títulos. A partir de ese año, la producción de títulos no dejó de crecer, a medida que el sector generaba miles de puestos de trabajo en imprentas, encuadernadoras, editoriales, distribuidoras y librerías, algunas reactivadas, otras profesionalizadas y muchas creadas desde cero. Así, en 2014 se produjeron en la Argentina 130 millones de ejemplares de 28.000 títulos”.

Además, con sus matices, se logró derrocar una visión que estaba arraigada en el imaginario social: aquella que igualaba la cultura a la “alta cultura”, siendo el Teatro Colón su máximo exponente. Con planes como el Conectar Igualdad, propuestas culturales como los canales Encuentro y Paka Paka y la creación de Tecnópolis, entre otras medidas, se propuso una visión mucho más amplia y federal que reconoce las diversidades del país.

Un avance considerable en este sentido fue el proyecto de la Ley Federal de Culturas, iniciativa presentada a fines del 2014 por la Ministra de Cultura saliente, Teresa Parodi y consolidada en forma conjunta con el Frente de Artistas y Trabajadores de la Cultura. A través de numerosos foros llevados a cabo a lo largo del país, se propuso un sustento legal para fomentar la diversidad y la descentralización de recursos materiales y simbólicos, otorgando de este modo un lugar para los pequeños productores y las voces invisibilizadas por la lógica mercantil que atraviesa las expresiones masivas.

Macri, en cambio, en sus ocho años de gobierno, llegó a destinar ocho veces más  recursos en publicidad que en áreas tan sensibles como la cultura, educación, salud o vivienda, reasignando y subejecutando partidas. Basta con ir a recorrer, sólo por tomar dos ejemplos, el Centro Cultural Kirchner y La Usina del Arte para ver con los propios ojos las distintas concepciones sobre cultura que carga cada modelo político.

Es ante este nuevo panorama que los movimientos culturales debemos unirnos y estar preparados para reclamar los derechos que nos faltan ante un mapa político mucho más adverso. En esa dirección, resultará fundamental mostrarse unidos para no permitir que se toque ni uno de los logros conseguidos y que bien sabemos que no fueron por generosidad política del kirchnerismo, quien en muchos casos hizo menos de lo que podía

La tan anhelada “apertura del mercado” que viene prometiendo el presidente electo y sus asesores económicos, abre un contexto de competencia desleal y desprotección de la industria cultural nacional. El sector editorial y discográfico son, entre otros, los principales preocupados.

Es ante este nuevo panorama que los movimientos culturales debemos unirnos y estar preparados para reclamar los derechos que nos faltan ante un mapa político mucho más adverso. En esa dirección, resultará fundamental mostrarse unidos para no permitir que se toque ni uno de los logros conseguidos y que bien sabemos que no fueron por generosidad política del kirchnerismo, quien en muchos casos hizo menos de lo que podía, sino fruto de años de organización y lucha, como el caso de la citada LEY MECA.

Así, tras la polémica asunción de Macri y el traspaso de mando con Cristina Kirchner durante el día de ayer, los movimientos culturales, independientes y autogestivos, nos preparamos para estar unidos o derrotados.

El equipo de La Primera Piedra.

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