Hay escenas, sonidos, aromas y sabores de la niñez que perduran y marcan nuestras preferencias de adultos. Pía Urzúa recuerda que cuando niña acompañaba a su abuela a las procesiones de la virgen del Carmen en el centro de Santiago. Este tipo de expresiones de la cultura popular la motivarían en su juventud para realizar investigaciones en terreno, estudiar Estética y, actualmente, montar un taller de artesanías decorativas.
También guarda en su memoria los momentos en que iba junto a su madre –quien es magíster en Teología- a una organización de mujeres ubicada en la población Las Flores, en el barrio Los Domínicos de la capital. Allí contemplaba cómo ellas trabajaban con sus manos haciendo objetos con diversos materiales. Posteriormente viajaría en sus vacaciones a las casas que en el campo tenían las personas que eran empleadas por sus padres, donde gozaba observando las tradiciones de la ruralidad criolla.
Pía Urzúa estudió Historia y Licenciatura en Estética en la Universidad Católica de Chile. Hubo un ramo que la conmovería profundamente, llamado “Historia de la cultura popular”, dictado por el profesor Claudio Rolle. El trabajo final consistió en una entrevista que le hizo a una mujer –Olivia de las Mercedes Valencia Ibacache– de la localidad de Camisa, comuna de Salamanca, en la Región de Coquimbo. “Eso fue hace como 22 años, y ella me contó cómo eran los nacimientos, qué le daban a la parturienta para que no tuviera dolores; cómo eran los matrimonios, etc.”, recuerda.
A Pía le gusta la estética de la cultura popular, por lo colorida y sincrética. “Me mueven las expresiones del pueblo; bailes chinos, payadores, mitos y leyendas; historias locales”, comenta. Ella es admiradora del payador chileno Manuel Sánchez.
Su padre, uno de los fundadores de la Escuela de Sociología de la UC, trabajó en la Cepal, en la Unesco y fue profesor invitado en universidades de EUA, por lo que Pía llegó a vivir a esas ciudades. Además ha viajado por Perú, Boliva y Ecuador, países en que según ella se aprecia con más fuerza la religiosidad popular que en Chile.
Precisamente, hace un par de años sus hijos fueron a Ecuador y le trajeron de regalo una imagen de una virgen en una pequeña gruta, de un estilo muy kitsch, llena de objetos y billetes. Le gustó tanto, que el año pasado se puso a diseñar una versión propia y a fines de 2010 comenzó a producir las primeras.
“Todas las vírgenes son diferentes; cada pueblo se manifiesta de forma especial. Pero todas son una: María. Cada una es una manifestación particular de la gente que venera a esa virgen”, afirma Pía. Entre las que ha confeccionado, se encuentran las de Monserrat, de los Rayos, del Carmen, de Lourdes, de Guadalupe, de Pompeya, y de Andacollo. Tambien tiene una estatuilla de Santa Rosa de Pelequén.
Los materiales de sus obras son: yeso, pinturas acrílicas, papel de servilleta (técnica decoupage), pasamanería, madera de trupán, etc.
El taller –Conmuévete Decoración– lo tiene en su misma casa, ubicada cerca del campus Oriente de la UC.
La primera exposición de sus obras se realizó en la Galería Trece, en el barrio Italia de la comuna de Ñuñoa (Santiago), del 1 al 3 de diciembre de este año.
También durante este año Pía fue a la localidad de Halcones, cerca de Ovalle, para entrevistar a un constructor de pircas, de los cuales quedan pocos ya que esos tradicionales murallones de piedras han sido reemplazados por alambradas.
Pía Urzúa señala que le interesa aportar a través de sus obras a la difusión y el rescate del patrimonio cultural de los pueblos.
Contacto:
Conmuévete Decoración (Facebook)
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El Ciudadano