Contra los cánones artísticos, abre sus puertas el «Guggenheim Aguascalientes»

Un proyecto mexicano que cuestiona los cánones artísticos establecidos por las élites y las instituciones abrió sus puertas en la galería Casa del Tiempo de Ciudad de México, bajo el irónico nombre de Museo Guggenheim en Aguascalientes.

Contra los cánones artísticos, abre sus puertas el «Guggenheim Aguascalientes»

Autor: Mauricio Becerra
Gran Fundición Central Mexicana, empresa que a inicios del siglo XX enriqueció a Solomon Guggenheim, coleccionista de arte

Gran Fundición Central Mexicana, empresa que a inicios del siglo XX enriqueció a Solomon Guggenheim, coleccionista de arte

Todo comenzó en 2014 cuando el artista Rolando López decidió crear un proyecto artístico-social en lo que fueran los restos de la Gran Fundición Central Mexicana, una empresa ubicada en el estado mexicano de Aguascalientes que a inicios del siglo XX enriqueció al estadunidense Solomon Guggenheim (1861-1949), coleccionista de arte y dueño de una prestigiosa fundación cultural que incluye varios museos en el mundo.

Los resultados de este trabajo se muestran ahora en «una exposición que presenta dos ejes: un proyecto arquitectónico que consiste en un museo imaginario en el lugar donde quedaron miles de toneladas de desechos industriales y un programa cultural que involucra a la comunidad que vive allí», dijo López, oriundo de Aguascalientes.

Fotos, maquetas, planos, piezas artísticas y hasta un vestido conforman esta colección curada por el periodista especializado en arte Edgar Hernández, que se presentó la noche del jueves y podrá apreciarse hasta el 20 de marzo.

Cada pieza se elaboró como parte de un trabajo multidisciplinario realizado en colaboración con artistas locales o con los propios habitantes de la zona aledaña al Cerro de la Grasa, donde hace 100 años se ubicó la fundición y que hoy es parte de la ciudad de Aguascalientes.

En el sitio, explicaron los organizadores, sólo quedan miles de piedras tóxicas en un terreno de nueve hectáreas.

En las proximidades  viven decenas de personas en situación de pobreza, afectadas por los vestigios de una industria que enriqueció a Guggenheim a lo largo de tres décadas (1894-1924).

«El proyecto arquitectónico emula en una maqueta y gráficos, un edificio imaginario de cómo sería el Museo Guggenheim Aguascalientes, en una suerte de ironía», explicó Hernández.

«En paralelo hubo actividades artísticas realizadas in situ, como performances, un desfile de moda, un concierto y la presentación del libro de ‘la colección del museo’ que son piedras que llevan años en el Cerro de la Grasa», explicó.

Pero realizar el programa cultural, que se desarrolló a finales de 2014, no fue fácil en principio, ya que los lugareños lo consideraban una intrusión, según los gestores de este proyecto, cuyo trasfondo es sacar el arte del museo y enseñar a los que menos tienen a hacer sus propias creaciones.

Al final lo lograron. Los lugareños pasaron de ser espectadores a participantes de este Museo Guggenheim, por ejemplo, al narrar la historia del lugar a partir de su propia experiencia en un taller de microhistoria o cuando uno de ellos contribuyó a crear un instrumento que conllevó una investigación local etnomusical.

La idea de ambos jóvenes mexicanos es que el museo promueva las investigaciones históricas del pasado «para comprender nuestro futuro, a nosotros mismos» y hacerlo en otros puntos de México.

«En los libros de historia locales apenas parece una referencia mínima de lo que fue esta empresa explotadora sumamente ventajosa para Guggenheim que evadió impuestos y saqueó los recursos naturales pero que hoy en día, nadie vincula con el nombre de esta lustrosa empresa cultural y con sus renombrados museos», dijo Hernández.

La Jornada


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