La estatua de Lenin ha regresado a las calles de Nowa Huta, un suburbio obrero de Cracovia en Polonia, 25 años después de que se retirase una monumental efigie con su característica pose caminado. En la nueva representación ya no es aquel líder grandioso reverenciado durante el periodo comunista, sino un personaje pequeño, pintado en color verde fosforescente, que orina desde lo alto de un pedestal.
«El objetivo es superar las viejas ideas a través de la risa», ha dicho el artista Bartosz Szydlowski, responsable de esta caricaturesca visión de Vladímir Ilich Lenin. El nuevo Lenin fluorescente apenas mide 70 centímetros, mucho más pequeño que la antigua efigie que se encontraba en el mismo lugar y que fue retirada tras la caída del comunismo, tal y como sucedió en el resto de Polonia y en la mayoría de países de la órbita soviética.
Lo cierto es que la obra de Szydlowski nada tiene que ver con la pomposidad del realismo socialista, con impresionantes estatuas en las que se honraba a los líderes de la revolución, sino que es un caricatura tanto de Lenin como de su ideología.
El propio autor ha explicado que el reducido tamaño y la actitud irreverente buscan precisamente empequeñecer las ideas que defendió Lenin. Sin embargo, lo que no es nada desdeñable es la potencia con la que la bomba de la estatua arroja el hilillo de agua que representa la orina del líder comunista, casi tres metros más allá del pedestal, hasta caer en la base de la fuente entre las sonrisas de los locales.
Nowa Huta fue concebida por el propio José Stalin como una barriada que sirviese de modelo comunista frente al centro histórico de Cracovia, donde se representaban la historia, religiosidad e intelectualidad polacas. Así, a finales de los 40 se comenzó a edificar este suburbio de Cracovia, donde se proyectó una verdadera ciudad siguiendo los cánones comunista y en la que, por supuesto, no faltaba una gran estatua de Lenin.
Hoy, Nowa Huta intenta sacudirse esa imagen de suburbio industrial y gris ligado al comunismo, y un primer paso es esta nueva representación irreverente y sarcástica de un Vladimir Lenin que orina mientras camina, con un verde chillón que, a pesar de su reducido tamaño, atrae invariablemente la atención.
Aquella efigie original en honor de Lenin, diez veces más grande que la actual, fue desmontada en 1989 y adquirida por un coleccionista sueco.
Tras el final de la II Guerra Mundial, Polonia quedó bajo control comunista hasta que a finales de los 80 el movimiento Solidaridad y el colapso de la Unión Soviética provocaron la caída del régimen.
Fuente: Público.es