Cristián Vila Riquelme (Villa Alemana, Chile, 1955), es narrador, poeta y ensayista.
En 1975 se exilió en París, Francia, donde ejerció los más diversos oficios y obtuvo un doctorado en Filosofía Política y Ética por la Universidad de Paris-Sorbonne.
Regresó a Chile en julio de 1991. Fue columnista de diversos periódicos y revistas, como también catedrático de Filosofía Política y de Ética en la Universidad Central sede La Serena, y de Literatura Hispánica en la Universidad de La Serena.
Ha publicado, ente otros, Procreaciones (relatos, Editorial Nascimento, Chile 1979); Finis poética (poemas, La Parole Gelate, Roma, Italia, 1987); Crónica del niño lobo (novela, LOM Ediciones, Chile 1999, edición francesa en Le Visage Vert, Francia 2023); Divertimentos Transilvánicos (relatos, Bravo y Allende Editores, Chile 2001; edición francesa en Le Visage Vert, Francia 2012 y 2013); Materias Salvajes (códigos, desplazamientos, reverberaciones) (ensayo, Bravo y Allende Editores, Chile 2002; segunda edición corregida y aumentada en Ediciones Satori, Chile/USA 2016); (Des)Exilios (poesía incompleta) (poemas, Ediciones Volantines, La Serena, Chile 2018), que comprende todos sus poemarios publicados desde su vuelta del exilio.
Varios de sus libros y textos han sido traducidos a distintos idiomas (como el francés, el inglés, el rumano y el alemán) y ha ganado algunos premios, entre los cuales el de las Mejores Obras Literarias 1998 otorgado por el Consejo Nacional del Libro y la Lectura de Chile por su poemario Omnia Novum Subsole (El agua del paraíso) (LOM Ediciones, Chile 2002); el Premio de la Crítica 2000 otorgado por el Círculo de Críticos de Valparaíso por su poemario La Vera Historia (Ediciones Guardián de la Memoria, Chile 2000); el Premio Municipal de Literatura de Valparaíso 2006 a la trayectoria, y el Premio Manuel Concha de Narrativa 2018 otorgado por la Municipalidad de La Serena por su libro El Enano del Hotel Princesa y Otros Relatos Costumbristas (Ediciones Municipalidad de La Serena, Chile 2022). Su libro de ensayo Ideología de la Conquista en América Latina (entre el axolotl y el ornitorrinco) distinguido en el Premio Internacional de Ensayo Jovellanos 2001 de España, fue publicado por Ediciones Nobel (España, mayo 2002) y en edición chilena por Ediciones de la Universidad de La Serena (2018).
Vivió en Algarrobito, Provincia del Elqui, y regresó a caleta Horcón, provincia de Valparaíso, donde vive actualmente.

«La poesía me sirve de catarsis»
-Acabas de publicar un nuevo poemario, “Cambio de luces/ (perdonen la tristeza)” (Mago Ediciones, 2024). ¿Por qué ese título, con ese paréntesis?
-Como destacó mi amigo, el poeta Pedro Vicuña Navarro, en la presentación del libro en la FILSA del año pasado, el cambio de luces puede referirse al alerta que los conductores efectúan en sus vehículos para avisar un inminente peligro (policía en la carretera, por ejemplo, o un accidente con un taco de proporciones), como también se refiere a un cambio de intensidades, en lo que se refiere también a la lucidez… Perdonen la tristeza es un verso de [César] Vallejo: “Fue domingo en las claras orejas de mi burro/ de mi burro peruano del Perú (Perdonen la tristeza)”, y está en el título porque ese cambio de luces no es alegre, no es optimista y está, también, en la reiteración de la tristeza en ese “burro peruano del Perú”, aquella del exilio y del desarraigo… Esa tristeza que destacó, en la misma presentación en la FILSA 2024, mi amiga la traductora Cristina Varas Largo.
-Anteriormente habías publicado un libro de relatos, que ganó el Premio de Narrativa Manuel Concha en La Serena, cuando vivías en Algarrobito, al comienzo del valle del Elqui: “El enano del hotel Princesa y otros relatos costumbristas” (Editorial Municipalidad de La Serena, 2022). Sabemos que te defines como narrador, poeta y ensayista. ¿Cómo combinas esas tres cosas?
-Creo que no hay incompatibilidad entre los géneros, es más, suelen imbricarse muy a menudo. Pero si hay algo que tengo que decir, y eso pretendo, lo que no puede decirse en un ensayo lo digo en un poema o en una novela, por ejemplo, en el ensayo debes argumentar y mostrar tus filiaciones, y eso en la poesía sería más que antipoético, tanto como en la narrativa en que le quitarías la parte de complicidad con el lector. Cuando tienes un tema (o varios) con sus variaciones, ejercitarlo en distintos géneros es siempre un plus.
-¿Nunca incursionaste en el teatro?
-Sí, pero fue un desastre total. Me convencí de que no tenía dedos para ese piano, pero anda tú a saber…
-Tienes dos libros de ensayos publicados: “Ideología de la conquista en América Latina/ entre el axolotl y el ornitorrinco (Ediciones Nobel, España 2002; reedición Ediciones Universidad de La Serena 2019) y que fue distinguido en el Premio Jovellanos de ensayo, como así también “Materias salvajes / códigos, desplazamientos, reverberaciones” (Bravo y Allende Editores, 2001 y reedición corregida y aumentada en Ediciones Satori, USA Chile 2016). El primero de ellos tiene que ver con tu tesis de doctorado en la universidad de Paris-Sorbonne I. ¿Dónde te sientes más cómodo, escribiendo narrativa, poesía o ensayo?
-Como te decía, esos géneros se imbrican y se complementan con el proyecto de obra que tengo, y que tiene filiación directa con mis maestros Spinoza, Nietzsche y Wittgenstein, y bajo el influjo del viejo Heráclito. Me siento cómodo en los tres, porque hay maneras diferentes de decir lo que quiero decir. Si tú quieres, la poesía me sirve de catarsis (tal como me servía tocar el piano, y que ahora no puedo por una enfermedad neuropática) porque en la narrativa el trabajo con tus demonios y fantasmas es mucho más desgastador y en el ensayo estás condenado a la reflexión más sistemática y conceptual.
– “Cambio de luces (perdonen la tristeza)” trae en la portada una ilustración del pintor chileno radicado en Paris, Raúl Schneider, y que es tremenda, como una especie de amenaza alada que se cierne sobre nosotros. ¿Por qué esa imagen, manera de subrayar el cambio de luces?
–A Raúl le impactó especialmente un poema que se llama “Vuelve el horroroso tiempo” y que lo antecede un epígrafe del pensador italiano de entreguerras del siglo XX, Antonio Gramsci: El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos. Es un poema muy pesimista y por eso muy actual, aunque esa actualidad se repite a lo largo de la historia humana, claro.
-Tu novela, “Crónica del niño lobo” (Lom Ediciones, 1999) fue traducida en Francia y publicada por la editorial Le Visage Vert (2024), y anteriormente (2012) en la misma editorial se publicó la versión francesa de los relatos “Divertimentos transilvánicos”, cuya edición original en Chile (2001) fue en Bravo y Allende editores. Háblanos un poco de esa experiencia.
-Como ya te había dicho, me muevo en esos tres géneros y fue una bella experiencia leerse en francés, mi segunda lengua y que amo. Excelentes traducciones de mi amigo y traductor Phillipe Müller, que además es músico y creo que eso es importante al momento de captar los ritmos y las respiraciones de mi prosa. Hay un proyecto de hacer una antología poética en francés, lo cual me entusiasma bastante.
-¿Algún proyecto nuevo?
-Sí, estoy lidiando con las editoriales para publicar mi tercera novela “El bergantín del irredento”, que es un delirio a partir de la biografía (sus Relaciones de viajes) de Pedro Sarmiento de Gamboa, explorador del Estrecho de Magallanes. Y eso del delirio, es porque yo no entiendo la realidad sin él, sin el delirio. Aparte que estoy escribiendo otra situada principalmente en la República Socialista de los doce días, en 1932.
«No hagas hoy lo que puedes dejar para mañana»

-¿Te parecería jugar un poco con el cuestionario de Proust?
-Sí, démosle.
-¿Principal rasgo de tu carácter?
-Ser un malhumorado permanente.
-¿Qué cualidad aprecias más en un hombre?
-La capacidad de ser amigo de sus amigos.
–¿Y en una mujer?
-Su capacidad de amar y de ser libre.
-¿Qué esperas de tus amigos?
-Que me quieran.
–¿Tu principal defecto?
-Mi capacidad infinita de meter la pata.
–¿Tu ocupación favorita?
-Cocinar para los amigos.
–¿Tu ideal de felicidad?
-Tratar de aproximarse lo más a ella.
–¿Cuál sería tu mayor desgracia?
-No poder hacer las cosas que quiero hacer.
–¿Qué te gustaría ser?
-Astronauta
-¿En qué país desearías vivir?
-En cualquiera de los países que amo.
-¿Tu color favorito?
-El rojo y negro.
-¿La flor que más te gusta?
-Muchas
-¿El pájaro que prefieres?
-Todos
-¿Tus autores favoritos en prosa?
-Cervantes, Gogol, Victor Hugo, Melville, Stevenson, Chesterton, Poe, Chandler, Hammet, Rulfo, Sábato, Borges, Perec, Moravia, Yourcenar, Mercedes Valdivieso, la Bombal, Droguett, Bolaño, Díaz Eterovic, Auster, Murakami.
-¿Tus poetas?
-Vallejo, Huidobro, García Lorca, De Rokha, Gabriela Mistral, Borges, Eluard, Pasolini, Ungaretti, Storni, Anne Sexton, Dickinson.
-¿Un héroe de ficción?
-El Quijote, El Lazarillo de Tormes, El detective Heredia,
-¿Una heroína?
-Todas
-¿Tu músico favorito?
-Bach (sus Suites Orquestales), Brahms, Debussy, Ravel, Bártok, Miles Davis, Wayne Shorter.
-¿Tu pintor preferido?
-Van Gogh, Cézanne, Gauguin, Turner, Giotto. Schiele, Goya.
-¿Tu héroe de la vida real?
-Makhno, Durruti, Mandela, Mujica.
-¿Tu nombre favorito?
-No sé, tal vez un nombre femenino: Bárbara Marina.
-¿Qué hábito ajeno no soportas?
-La frescura, la invasividad.
-¿Qué es lo que más detestas?
-La prepotencia y el matonaje.
-¿Una figura histórica que te ponga mal el cuerpo?
-Stalin, Hitler, Torquemada.
-¿Un hecho de armas que admires?
-Ninguno, aunque tal vez la toma de Ciudad de México por Zapata y Villa.
-¿Qué virtud desearías poseer?
El talento para hacer lobby.
-¿Cómo te gustaría morir?
-Muy rápido.
-¿Cuál es el estado más común de tu ánimo?
-El desánimo.
-¿Qué defectos te inspiran mayor indulgencia?
-De los míos, ninguno.
-¿Tienes una máxima?
-No hagas hoy lo que puedes dejar para mañana.
El Ciudadano