Por Wladimyr Valdivia Westphal.
Tras su preestreno en el Festival de Sundance 2020, David Bruckner presenta su cuarto largometraje como director en solitario y el primero de características más comerciales, tras su gran debut con ‘The Signal’ (2007), seguido por ‘The Ritual’ (2017) y ‘Paranormal Demons’ (2018), tres correctas exponentes de terror independiente que allanaron el camino para este, su filme más redondo a la fecha.
Ante la reciente muerte de su marido, Beth (Rebecca Hall), decidida a no abandonar su grande y solitaria casa en el bosque a orillas de un lago y a cargar el duelo sin el apoyo de familiares y amigos, pasa sus días lidiando con la tristeza y el dolor de la partida, cuando extrañas visiones y cierta presencia comienzan a amenazar su vida. Convencida de que Owen (Evan Jonigkeit), su marido, quiere comunicarse con ella, Beth decide indagar en sus pertenencias, descubriendo un secreto que la conduce a un camino sin salida.
Entre la gran cantidad de cintas denominadas “thriller psicológico”, “horror sobrenatural”, “paranormal” y diversos subgéneros, ‘The Night House’ (su título original) surge como una película de terror en su estado más puro, invitando al espectador a la incomodidad y al miedo natural desde el primer minuto, con una escena inicial que define el estilo de su director y nos prepara para ver una cinta que no intentará convencernos de la mano de artilugios técnicos ni de una historia varias veces vista. Acá, Bruckner es capaz de convertir el doloroso presente de su protagonista en una luz de tranquilidad para ella a través de la presencia de su esposo en sueños que pronto se materializan, para luego comenzar a revelar una vida secreta, desarrollando un misterio inquietante y humanamente desolador, y en donde estas manifestaciones metafísicas invierten la atmósfera, haciéndonos pasar un verdadero mal rato con un par de secuencias pocas veces vistas en el género y un relato intenso, a pesar de su ritmo lento, aunque siempre efectivo.
En lo estricto, la historia no rehusa de ciertos elementos a los que siempre cuesta encontrarles cierta lógica, ni escapa de tópicos ultravistos, como la gran casa en medio de la nada, el buen y único vecino servicial y el grupo de amigos que poco aportan a la narrativa, sin embargo, dichos elementos resultan completamente funcionales al desarrollo de la cinta, así como también un par de jump scares que se hacen presentes de manera escueta, pero con mucha efectividad.
Y si Bruckner es el principal responsable del éxito de la cinta detrás de cámara, siendo capaz de imponer su sello y consolidar un lenguaje cinematográfico original dentro de la escena del género, delante del lente es la actriz británica Rebecca Hall quien brilla con un impresionante registro interpretativo absolutamente lleno de matices. La protagonista de ‘Vicky Cristina Barcelona’ (2008), dueña de prácticamente todos los planos de la cinta, dota a su personaje de una dualidad sobrecogedora y, a su vez, escalofriante, entre la fortaleza de una mujer que vive de manera simultánea todas las etapas de un duelo, y la fragilidad ante el miedo y la angustia que le genera la incertidumbre de no tener certezas de quién era realmente su marido, mientras convive con esta etérea presencia. Sin duda, un rol que pareciera haber estado destinado para ella.
Con un epílogo intenso que hasta se da el lujo de dobles lecturas, planteando constantemente un enfrentamiento entre lo terrenal y lo sobrenatural, ‘La Casa Oscura’ se erige como una de las mejores cintas de terror de los últimos años y uno de los estrenos más sólidos de esta renaciente cartelera comercial.