Crítica de cine: ‘Mulán’, mucha acción y poco remake

Por Wladimyr Valdivia Westphal.

Con casi seis meses de retraso desde la fecha de su estreno programado, llegó directamente a la plataforma Disney Plus la versión live action de ‘Mulán’, el clásico de Disney de 1998, basado en la leyenda china de Hua Mulan. Dirigida por Niki Caro (‘Jinete de Ballenas’), la cinta se suma a las más recientes ‘Dumbo’, ‘Aladdin’ y ‘El Rey León’, indicando la actual tendencia de la productora por este tipo de filmes.

En plena China Imperial, los guerreros Rouran, liderados por Böri Khan (Jason Scott Lee), invaden una avanzada militar y se disponen a acabar con el Emperador (Jet Li). Para ello, el ejército ordena reclutar un miembro varón de cada familia, por lo que Mulán (Liu Yifei), la única más joven de su familia y ante la imposibilidad física de su padre (Tzi Ma) por sumarse al llamado, decide suplantarlo.

El remake pone de manera correcta el foco de atención en la emancipación de la mujer en una sociedad completamente machista, donde el rol femenino está orientado únicamente al servicio y el casamiento. Tal como en la cinta animada, los principios del patriotismo, el honor y la piedad filial son los ejes fundamentales, tratados con acierto al retratar la conocida historia, esta vez con elementos nuevos y algunos pequeños grandes cambios en la trama.

Como buen producto de origen asiático, la directora destaca en la filmación de grandes secuencias de acción, siendo capaz de incorporar nuevos elementos fantásticos a la historia y dotando de mayor realidad histórica a los hechos. Por otra parte, los escenarios destacan con sobriedad y las actuaciones responden a lo esperado, aunque siempre parezca extraño ver una historia china hablada completamente en inglés.

Sin embargo, la cinta ofrece demasiadas concesiones respecto a la cinta animada de la cual surge (comparación imposible de obviar), que resultan imperdonables a la hora de emitir un juicio de calidad sobre la obra, principalmente la decisión de dejar fuera a un personaje fundamental como Mushu, el pequeño dragón, elemento fantástico que se prefiere desechar, pero por contraparte, se aprueba la incorporación de una bruja con extrañas convicciones. Inexplicables conveniencias. Además, las escenas musicales clásicas ni siquiera obtuvieron un guiño a través de su banda sonora y escenas tan importantes como la divertida preparación del grupo militar, fueron omitidas sin piedad.

Otro elemento clave del éxito de la cinta de 1998 fue su personaje principal, una joven carismática, llena de vida y por sobre todo, muy inteligente, cuyo talento en batalla era su frescura, creatividad, ímpetu y fuerza interior. En esta ocasión, tenemos una Mulán casi sin expresiones, de escasos parlamentos y experta en el arte de la guerra, lo que hace cambiar toda la perspectiva con la que la abordamos como espectador, mermando nuestra capacidad de empatía con ella, más allá de las indudables capacidades como actriz física y artista marcial de Liu Yifei (‘El Reino Prohibido’).

El propósito de una cinta live action es precisamente dotar de humanidad y llevar al carne y hueso historias que, en nuestro inconsciente colectivo, se almacenan como una colección de archivos entrañables, entre imágenes, personajes y sonidos. Es esa añoranza la que inspira a creadores y espectadores y, como tal, entendemos que la incorporación de nuevos elementos o ciertas adaptaciones en el guion son completamente esperables en una producción de este estilo, sin embargo, la omisión de detalles claves o la incorporación de excesivos recursos fantásticos echan por la borda la naturalidad de una historia que, para muchos y muchas, es uno de los mayores logros del departamento de animación de Disney.

`Mulán’ es probablemente una excelente película de acción, pero está muy lejos de ser un buen remake. Gran oportunidad perdida.