El principal mérito de la banda compuesta por la actual encarnación de los desaparecidos Fother Muckers radica, quizás, en hacer parecer que todo es como es por simple coincidencia, casi como por disposición natural. En cierto sentido, es así, pero en “Juventud americana” se intuye que las piezas han sido movidas con precisión de ajedrecista. Esta es la única manera que explica el por qué unas canciones que evocan dudosas referencias de la música pop, se alzan dignas, adictivas y serenas, aún con ciertas exuberancias interpretativas del vocalista y guitarrista Cristóbal Briceño, que no son muy coherentes con el bajo perfil que, en general, cultivan.
En “Juventud americana” hay singles de sobra. Porque las canciones se suceden una tras otra evidenciando un manejo magistral de las curvas del pop-rock, fundadas en una base instrumental donde la expresividad de las guitarras siempre está dialogando de manera pulcra y creativa con las melodías vocalizadas. Eso posibilita que canciones que resuenan adultas en su poesía (“Salto alto”) convivan de forma elegante con otras que (perdón) podrían ser cantadas por Luis Miguel (“Pacífico”). También hay ingredientes electrónicos, con presencia de teclados y bases, que hacen aún más corporal el despliegue de unas canciones que encajan tanto en la pista de baile como sobre el escenario.
Por otro lado, aun dentro del pobre imaginario letrístico local, Ases Falsos es valorable no por defecto. El punto es la actitud y la técnica narrativa que hace que lo horrible y absurdo sea desdramatizado (o re-dramatizado), como ocurre en “Venir es fácil”, “Golfo de Adén” (notable en su tensión), o “La sinceridad del cosmos”. Este gesto puede dar resultados políticamente ambiguos y oportunistas (“Fuerza Especial”, “Europa”), pero su astucia está en la forma en que se estetiza el cotidiano, a punta de una prosa que, dispuesta con vocación, no da respiro. Si hubiera algo que criticar y esperar su superación sería el conservadurismo a nivel estilístico. Al contrario, a nivel lírico podría deslizarse una crítica de contenido, pero no de forma, aún cuando las letras sean de lo más agudo que se haya escuchado por acá hace un buen tiempo.
Si “Juventud americana” tuviese diez canciones podríamos hablar de un disco brillantemente concentrado, un trabajo casi perfecto dentro de su campo. El debut de Ases Falsos apunta a lo mejor del año dentro de las listas de la música pop de estas tierras y da un poco más de carne y reflexión, sin perder el espíritu lúdico, al escaso repertorio de ideas críticas de la juventud chilena de clase media cuesta arriba.
ASES FALSOS
“Juventud americana”
Arca Discos
CD, 2012
Por Cristóbal Cornejo
El Ciudadano
Publicado en El Ciudadano nº 137, 1º quincena de diciembre 2012
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