Siempre es grato encontrar una banda chilena que esté dando propuestas de estilo e imagen, de sonido y de lírica, dejando a la poesía como reina de la canción. Con esa métrica candente y aterradora, como debe ser un poema visceral, esos mismos que Pablo de Rokha vomitaba mientras se comía un curanto. “No Pisar el Pasto”, de Terapia Grupal, es algo parecido a eso. Una mezcolanza de versos y post-rock que se agradece.
En su debut discográfico, los muchachos de Puerto Montt (trasplantados en Valparaíso) tratan de compilar lo que ha sido la primera etapa de su trabajo durante los dos años que tienen de vida. Algo así como una recopilación de grandes éxitos de una agrupación desconocida, un colectivo artístico audio-visual inquieto. Una volada de tamaño sideral, una amalgama de música instrumental y poesía.
Lo vocalizado son las palabras corrosivas de Infelipe Menorga, quien -con una voz digna de relator de fútbol de radio A.M.- nos destruye el cerebro a punta de letras ácidas, crítica social y política, donde todos cabemos dentro de ese saco de infecciones mentales con el que estamos contagiados en nuestro diario vivir. Se suma a esto una minuciosa búsqueda de un sonido pulcro, a pesar de los episodios noise que pasan por este elepé. Espacios muy ruidosos, ambientes calmos y la destartalada y expresiva situación rítmica que le da la lírica a este disco se transforman en característica referenciales.
La banda está compuesta por José Ignacio Cárcamo y Víctor Fabio en las cuerdas, Gabriel Holzapbel en batería y Gonzalo Hernández en bajo. A ellos se suman Iván Pérez en vientos y la voz cantada, declamada, gritada y vomitada del ya mencionado Menorga. Cabe destacar que también participan los artistas visuales Gabriela Vázquez y Felipe Zapata, quienes realizan un trabajo con diapositivas, animación en vivo y una que otra sicodélica muestra de insanidad.
Terapia Grupal
“No Pisar el Pasto”
Autoedición
2012, Descarga gratuita
Por Jorge Rubio
El Ciudadano