Crystal Castles sin Alice Glass no es Crystal Castles

Muchos dicen que Crystal Castles sin Alice Glass no es Crystal Castles, y bueno, quice ver que tan cierto era ese comentario.

Crystal Castles sin Alice Glass no es Crystal Castles

Autor: Florencia Astaburuaga

Me imagino que deben haber pocas cosas tan desafiantes como reinventar un dúo una vez que la mitad del proyecto se retira, más todavía si la parte que se fue era un icono  de la música electrónica experimental. Crystal Castles venía de un largo hiato a partir de la salida de su vocalista a finales del 2014, y ahora, con un par de singles bajo el brazo, se volvían a presentar en Santiago. Nueva vocalista, nuevo sonido, ¿misma banda?

El concierto fué el sábado pasado, era un día extraño, pero no por extraño: malo, comimos torta, celebrábamos un cumpleaños. Miramos pah afuera y había empezado a llover. Fuimos al paradero catorce, nos tomamos una micro, de ahí al metro, y llegamos al Parque O`higgins.

Se ve diferente la entrada del parque cuando está lloviendo. La puerta es de fierro, altísima, y ya era de noche. Mientras llovía, el parque se cubría de neblina.

Entramos, y a lo lejos vimos caminando a tres o cuatro grupos pequeños de jóvenes vestidos de negros, se lograban ver unos pelos teñidos, fuccias, azules. Los seguimos por inercia. Caminaban hacia un domo gigante custodiado, a lo lejo, por  fantasilandia. Y pensé, uff, aquí sacaría una foto para poner  en ésta reseña.  Pero, y aquí empieza la sucesión de cosas incómodas que  empezaron a suceder,  la encargada de prensa me avisó, unas horas antes del concierto, que no se podían sacar foto y que si llevaba cámara la podía dejar en la recepción. Entonces: No hay foto de fantasilandia en las tinieblas.

Ah, pero ocuparé unas fotos hermosas que sacaron los chicos Joia Magazine.

Bueno, llegamos a la cúpula, había gente fuera y unas chicas de guardias en la entrada. Les pregunté por donde entraba prensa, y me señalaron una entrada por el costado en donde había un grupo de jóvenes apiñados, y ninguno de ellos estaba de negro, qué raro,  de hecho había un chico con pantalones beige. pregunté al aire. ¿hey ésta es la entrada de prensa?, y me respondió un muchacho un poco sobreexitado,  que si, que sí, que también era la entrada de los que estaban en la lista, me explicó con palabras extrañas que se  había ganado unas entradas en un concurso, que estaba feliz, yo me asusté un poco y le dije a Mauricio que entráramos rápido. En la entrada los típicos problemas: que demos los nombres, que mostremos el carnet, y ¿dónde dejé el carnet?, y después esperar hasta que llegue una encargada y ratifiqué el rut en la lista

Vamos al recital:

crystal castles

 

Crystal Castles se formó el 2003 por Ethan Kath y Alice Glass quien el año antepasado, el 2014, decidió abandonar el grupo aludiendo razones personales y profesionales: “Fue profundamente miserable (…)En la mayor parte de mi carrera tuve conflictos. Me gustaba ir al escenario y mostrar esa parte enfadada y agresiva de mí misma. Era una expresión de mi frustración y desesperación ” dijo Alice Glass en una entrevista a la revista DAZED el año pasado.

Muchos dicen que Crystal Castles sin Alice Glass no es Crystal Castles, y bueno, la experiencia lo demostró

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Ingresamos por un costado de la cúpula, se escuchaba música dentro, presumí que era música ambiente, me quedé mirando, habían sofás y luces de neón y varios stand de Absolut en donde vendían tragos, todo muy cool (quizás demasiado cool), bueno, era de esperar que todos los copetes fueran carísimos, de todas formas nos compramos unos wiskys (nos alcanzaba justo) y una redbull para aminorar la carga alcohólica. Mientras miraba como las chicas iban de un lado para el otro, todas con sus zapatos espectaculares y sus abrigos vintages y buscaba en mi cartera un cigarro que nunca encontré, llegó Mauricio, un poco agitado, avisándome que ya había empezado el show, le preguntamos a un barman hace cuanto y nos dijo que era la segunda canción que tocaban, así que nos miramos, todo bien, y caminamos a un costado del escenario.

Mientras entrábamos a la cúpula y nos instalábamos a un costado nos percatábamos de algo extraño: sólo escuchábamos las pistas  que tocaba Ethan Kathd, mientras ella, la nueva vocalista, Edith Francés , se movía de un lado a otro con el micrófono en las manos, saltando, cantando, gritando. En un momento nos miramos con Mauricio consultándonos qué pasaba. Miramos al público a ver si lo notaban, y bueno, los fans fervientes, vestidos de negro, saltaban y cantaban sin la necesidad de la vocalista: con las bases les bastaba. Miramos a los sonidistas y se veían felices, orgullosos de sus ajustes técnicos, así que decidimos movernos por el teatro, suponiendo que era un error de  perspectiva acústica. Y nada: recorrimos el teatro recogiendo vasos vacíos y unas chaquetas olvidadas en el suelo, saludando conocidos a lo lejos. Pero la voz de ella no aparecía.

 

Nos quedamos frente al escenario. El show era interesante. De apoco la voz de Edith se fue esclareciendo. El baterista mantenía la tensión constante marcando el compás. Este Crystal Castles era distinto al anterior, sus DJ sets eran más largos y los alaridos de Edith Francés más cortos. A ratos compartían la cabina de Ethan, saturando los sonidos con el sintetizador. Algo raro pasaba. Las progresiones de canción a canción eran brutas, toscas.


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