Cuentos Ciudadanos: «Diario de escritura» de Alfredo García Cid

Alfredo García Cid (Concepción, 1990)

Cuentos Ciudadanos: «Diario de escritura» de Alfredo García Cid

Autor: Francisco Ide

Alfredo García Cid (Concepción, 1990). Publicó el libro de cuentos Los Rolling Stones son mejores (La Calabaza del Diablo, 2016). Un cuento suyo fue incluido en la antología 7 veces Lucero + versión original (Los Libros de la Mujer Rota, 2016). Estudió licenciatura en física en la Universidad de Chile y actualmente cursa el magíster en física en la misma institución.

Hoy en Cuentos Ciudadanos, presentamos el relato inédito «Diario de escritura».

Imagen: «Summer Night at the Oslo Fjord» de Edvard Munch

 

Diario de escritura

 

20 de mayo, 12:34

Llegué a Pichilemu ayer en la tarde.

Llegué más tarde de lo que debería haber llegado. Oscurecía y estaba helado. Cerca del terminal no había mucho. Caminé por calles vacías hasta la costanera, también vacía. Tenía sólo un plano del pueblo y una lista de lugares en los que alojar. El único que quedaba cerca era un hostal de surfistas, pasé a preguntar y estaba lleno. Caminé hacia el centro, guiado sólo por el plano y mi sentido de la orientación. La mochila me pesaba en la espalda y no tenía idea dónde estaba. El pueblo es realmente chico, así que llegué rápido, aunque a ratos me pareció una eternidad. Llegué a la parte más turística del balneario, se veían restoranes y botillerías. Comencé a preguntar en los lugares que traía anotados.

Terminé acá, en el hostal Antumulen –así, sin tilde. Quince lucas la noche, desayuno, tv cable y wifi, aunque yo, por suerte, no tengo nada con qué conectarme.

Hoy me levanté a las 10:30 y tomé desayuno: una taza de nescafé y un pan con jamón. No sé por qué esperaba algo mejor, algo más parecido a un desayuno de hotel. Y salí a recorrer. No hay mucho y lo que hay parece fantasmal. Algo así como el efecto de balneario en temporada baja. Lo que más se ve son botillerías y lugares con máquinas tragamonedas. Media mañana y ya recorrí casi todo el pueblo, así que ahora me queda todo el tiempo para escribir, que es a lo que vine. Y también para leer y emborracharme.

El pueblo es extraño. No tiene la típica disposición de los pueblos fundados por los españoles, porque, claro, no fue fundado por los españoles sino que fue fundado tras la guerra civil de 1891. Todo esto lo leí en internet antes de venir.

También leí que fue ideado con el objetivo de emular balnearios europeos. Al leer eso, no pude evitar pensar en Bolaño y en Blanes. Ahora que estoy acá, no puedo dejar de pensar en El Tercer Reich, la novela de Bolaño. Aunque yo vine solo, no tengo idea de juegos de guerra y tampoco es un lugar al que viniese con mi familia en mi infancia. Espero, eso sí, que mi estadía acá sea más placentera que la de Udo Berger en la Costa Brava.

Anoche, después de salir a comer, compré cigarros y dos cervezas. Al volver a la pieza me di cuenta que no tenía cómo abrirlas y por más que intenté con el marco de la ventana o con el encendedor, fue infructuoso. Fumé varios cigarros e hice zapping sin ver realmente nada hasta que me quedé dormido.

Ahora, al volver, compré shampoo, jabón y un destapador.

 

20 de mayo, 14:46

Vuelvo de almorzar. Almorcé en el lugar que parece tener más onda de por acá, pero no la tiene porque está vacío. Tenían la música fuerte. Sonaban los Guns N’ Roses cuando llegué y Metallica cuando me fui. Comí reineta con papas fritas y una coca.

El plan es comenzar a escribir esta misma tarde.

 

20 de mayo, 17:16

Llueve.

No escribí nada.

Vi tele un rato y después estuve leyendo en el patio del hostal. Hasta que se puso a llover. Me dieron ganas de tomar algo caliente así que salí. Caminé hacia la playa. Llovía fuerte, de esa lluvia que das dos pasos y tienes los pantalones empapados, de esa que te pega de frente, no desde arriba. Entré en la playa y caminé a un montículo a, más que mirar, sentir la lluvia.

Volví por el otro lado y vi un restorán en el que tienen cerveza artesanal. Empapado, se me quitaron las ganas de tomar algo caliente y regresé directo al hostal. Llegué y me saqué la ropa mojada; ahora, semidesnudo, escribo esto.

 

20 de mayo, 18:52

No he visto a ningún otro huésped del hostal. Excepto anoche que le vi la sombra a uno mientras entraba en su pieza.

El lugar parece estar siempre vacío, lo que le da cierto aire de película de terror. ¿Por qué creo que un hostal vacío tiene un aire de película de terror? ¿Por qué me da la sensación de que en cualquier momento podría pasar algo terrible? ¿Por qué un hotel vacío da miedo?

 

20 de mayo, 20:12

Fui al restorán con schop artesanal. Era de Weisser, una cerveza de San Fernando. Me tomé uno y me comí dos empanadas, una camarón queso y una ostión queso.

 

 

20 de mayo, 21:28

El agua de la ducha no sale caliente. No salió caliente ayer en la noche, se lo dije al caballero del hostal y me respondió que había que esperar un rato porque era calentada en calderas. Hoy en la mañana sí salió caliente, así que olvidé el tema, pero ahora nuevamente no sale caliente.

 

21 de mayo, 23:39

Lo que tomé anoche:
– 1 schop de Weisser, 500 cc
– 1 Pichuante rubia, 330 cc
– 1 schop de Cristal, 500 cc
– 1 Gran Torobayo, 500 cc
– 2 Kross golden grandes, 1420 cc
– 3 piscolas

 

Hoy, obvio, tuve caña. Y no escribí nada.

Me acosté a las seis de la mañana, después de una deliciosa ducha con agua caliente. Primera vez que el agua sale realmente caliente y yo estoy borracho.

Desperté a las 13:30, con un dolor de cabeza horrible. Vomité y seguí durmiendo hasta como las 4. Sólo tuve un par de horas de día, porque a las 7 ya está oscuro.

Anoche pasaron hartas cosas, ninguna muy buena y ninguna muy mala. Estuve en una disco en la que todos parecían tener al menos 10 años más que yo. Conocí a un traficante de marihuana con el que infructuosamente intentamos conseguir cocaína y a un viejo que decía ser de la calle pero no tenía pinta de vagabundo.

 

22 de mayo, 20:34

Es terrible que haya tv cable en la pieza. Lo que más he hecho ha sido ver tele y no he escrito nada. Incontables capítulos de Los Simpson, noticias, trozos de partidos y algunas películas. Leer, poco. Escribir, nada más allá de este diario.

Anoche vi dos películas.

Primero, Youth in Revolt: un drama chico-conoce-chica muy indie con Michael Cera.

Después, cuando ya quería dormirme, vi que comenzaba una llamada Diario de un seductor. Pensé que era una comedia romántica desechable y decidí dejarla para quedarme dormido. Luego, en los créditos, vi que el título original era The Rum Diary. Terminó siendo muy distinto a lo que esperaba por el título en español. En 1960 un aspirante a escritor alcohólico encarnado por Johnny Depp va a Puerto Rico a trabajar en un diario en franca decadencia. Ahí hace amigos, se enamora, se mete en negocios turbios e intenta salvar la inminente caída del periódico. Esto mientras toman cerveza como si fuera agua y ron como si fuera cerveza. Al ver la película no podía dejar de pensar en la figura de Hunter S. Thompson y en si tendría alguna relación. Al terminar vi que estaba dedicada a él. Al volver a Santiago tengo que averiguar más al respecto.

No he leído nada de Hunter S. Thompson, siquiera he visto la película de Fear and Loathing in Las Vegas. La Lucía una vez me habló de él, del periodismo gonzo y de su libro sobre los Hells Angels. Fue porque yo le conté que había visto Gimme Shelter y ahí muestran cómo los Hells Angels fueron los encargados de seguridad del concierto gratuito que dieron los Rolling Stones en Altamont el 69.

¿Qué será de la Lucía? ¿Seguirá en Buenos Aires? Lo último que pasó fue que ella volvió con su pololo anterior y se fueron a vivir a Buenos Aires, desde entonces no supe más.

A veces imagino que me encuentro con ella en la calle. Que terminó con el pololo y que volvió a Santiago a la casa de sus papás y que nos encontramos en la calle igual que cuando nos conocimos, y nos saludamos y nos ponemos a hablar como siempre, como si nada hubiese pasado, como si ella nunca se hubiese ido a Buenos Aires. Como si no hubiese llegado una noche a mi departamento con una botella de vodka sólo para decirme que había decidido irse con él y que viajaban la mañana siguiente.

Quizá ahí tengo una novela, o un cuento al menos. Y no en lo que estoy tratando de escribir ahora y que la verdad no he escrito nada.

 

23 de mayo, 21:49

Algo extraño pasó anoche.

Me dormí temprano después de ver Taxi Driver en el TCM y como a la 1 desperté sobresaltado. Alguien intentaba abrir la puerta. Yo, aún medio dormido, no entendía nada y estaba asustado. Cuando ya desperté del todo, nada, el silencio sepulcral de la noche. Todavía asustado y sin saber si había sido un sueño o no, escuché cómo empezaba a correr el agua de la ducha de la pieza del lado.

Hoy desperté tarde. Me perdí el desayuno, de nuevo. Salí del hostal, me compré una empanada de camarón queso y fui a una plaza, estaba vacía. Comí la empanada y después leí y fumé hasta que me volvió a dar hambre. Almorcé salmón con papas fritas en el mismo restorán del otro día y volví a la pieza, vi tele un rato para reposar el almuerzo. Daban Blood Diamond. Recuerdo cuando la vi en el cine y lo extraño que me sonaba el acento sudafricano que tiene DiCaprio en la película. Terminó y bajé al patio del hostal a leer. Estuve mucho rato leyendo, luego salí a comer. Ahora acabo de volver con una botella de Jack Daniel’s. A ver si esta noche escribo algo.

 

24 de mayo, 12:25

Acabo de despertar. La botella de Jack Daniel’s está casi vacía y el cuaderno en el que escribo la novela también.

 

 24 de mayo, 16:03

Tengo un poco de caña. Ni siquiera salí a almorzar. He estado mirando la tele todo este rato pero sin realmente ver nada. Quiero sentarme a escribir pero siento que no me sale nada, que cada frase que escribo es peor que la anterior y termino enrabiado.

 

25 de mayo, 09:45

Vuelvo a Santiago. Escribo esto en el bus. Ayer me quedé dormido en la tarde y desperté como a las once de la noche. No pude hacer nada más que quedarme hasta como las cuatro viendo trozos de películas, sin lograr ver ninguna completa, todas me aburrían.

Desperté como a las 8 y al ver el cuaderno en blanco sobre el escritorio me dio pánico.

 

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