El pasado 21 de noviembre se dio inicio a la exposición fotográfica “Cultura Negra”, a cargo de la artista plástica afrocolombiana Astrid González, en la salsoteca Mestra Vida, Barrio Bellavista (Pío Nono 380, Providencia).
La muestra se constituye de dos muestras fotográficas. La primera (2016) se compone de tres piezas cuyos “elementos constituyentes son el maíz y la sábana, que como objetos de determinados contextos, se activan con el uso de una persona afrodescendiente para significar africanía; evidencian a través de la metáfora, la relevancia del afrodescendiente en la construcción del país, sobre la carga histórica y semántica del cuerpo afro, y propone que el observador cree preguntas con respecto a las relaciones de sentido que el maíz desgranado y un bulto sobre la cabeza, tienen con las estrategias humanas de adaptación y re significación de territorios”, segnn describe la autora a El Ciudadano.
Agrega que, en este sentido, “el Joto (sábana usada como contenedor de ropa sucia, destinada a lavar en el río), se convierte en un objeto escultórico, significado desde las relaciones y discrepancias de lo propio y lo transformado por las necesidades del contexto”.
En tanto, la segunda serie fotográfica (2016) corresponde a una extensión de la serie fotográfica “Cultura negra”, con el fin de “encarnar a los cimarrones que lucharon en Colombia, introduciendo en sus cabellos y cargando sobre sus cabezas semillas, que luego en “tierra segura” les servía para su alimentación”, apunta Astrid González.
“La semilla hace referencia a la constitución de sociedades libres -palenques- y desde una lectura antropológica, devela la construcción de la cultura en el proceso del reconocimiento del entorno natural y la adaptación o transformación de él. La semilla envuelta en un velo, manifiesta una pregunta por la representación del palenquero y su relación directa con el bodegón de frutas sobre su cabeza, aquí la semilla se esconde, pretendiendo ser mirada con interrogantes”, añade la artista afrocolombiana.
Consultada por El Ciudadano respecto de la orientación y sentido de su obra, Astrid González comenta que, mediante una pregunta por los de sujetos culturales a partir del reconocimiento de los símbolos históricos, propone “una revisión crítica a los discursos sobre la afrodescendencia; discursos gestados en la colonia colombiana y que actualmente continúan siendo desarrollados y confundidos a través de la imagen estereotipada y del lenguaje verbal”.
“Reviso documentos de la historia del arte, y de la “historia universal”, para establecer cartografías de elementos simbólicos que aterrizan gráficamente al afrodescendiente en el contexto colonial, en el racismo estructural, en el nacimiento y consolidación de pueblos cimarrones y palenqueros, y finalmente, en los procesos de blanqueamiento como el paradigma del progreso y del mestizaje en Colombia”, explica.
Agrega que por medio de la fotografía y escultura como lenguajes plásticos, manifiesta “reflexiones estéticas y críticas sobre el cuerpo del afrodescendiente que ha sido representado desde el siglo XVI hasta el presente. Cuerpos como campos en los que luchan los significados y los discursos del racismo, la invisibilización, la hibridación cultural y las batallas políticas en el reconocimiento étnico”.
“Bajo la premisa de “No necesariamente se nace afro, sino que culturalmente se llega a serlo”, mi práctica artística busca construir discursos visuales que afirmen a lo étnico como proceso genético, social, simbólico e histórico en el que se aprende a ser con, y a pertenecer a”, puntualiza la autora.