Desde su nacimiento en la costa caribeña de Colombia en el siglo XIX, la Cumbia ha sido un ritmo que refleja la rica mezcla cultural de la región, con raíces en la tradición musical africana e indígena; surge como expresión de la resistencia y la creatividad tanto de los esclavos como de los indígenas en el contexto de la colonización española.
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En la década de 1940, se produjeron las primeras grabaciones de Cumbia, gracias a artistas como Lucho Berbúdez y los Corraleros de Majagual.
Los clásicos colombianos de Discos Fuentes, pioneros del sonido original de la Cumbia, siguen siendo referencia obligatoria.
Lucho Berbúdez, Aniceto Molina, Toto la Momposina y los legendarios Corraleros de Majagual son algunos de los artistas que sentaron las bases de este género musical que fusiona la tradición africana, indígena y andina.
En la actualidad, la Cumbia sigue viva y se renueva gracias a exponentes como Quantic, Frente Cumbiero y Ondatrópica, o Sistema Solar y Sidestepper, que llevan el ritmo a nuevos territorios sonoros, recreando el género con elementos del funk y la música electrónica, apoyados en samplers y sintetizadores, pero también empleando tambores, acordeones, e instrumentos de aliento tradicionales.
Sin embargo, cada país ha desarrollado su propia versión de la Cumbia, con diferencias significativas en la instrumentación y las temáticas.
Por ejemplo, la Cumbia peruana se caracteriza por su ritmo más acelerado y su incorporación de instrumentos como la zampoña y el charango, mientras que la mexicana actualmente se enfoca más en la fusión con la música denominada «tropical».
Se pueden mencionar a agrupaciones como Grupo Kual, Los de Aki No, o los conocidos mundialmente Grupo G. Es necesario no dejar de mencionar a Celso Piña y su Ronda Bogotá.
La denominada Cumbia norteña o ranchera incluye elementos como el bajo quinto y el acordeón. En México y Estados Unidos, este género ha ido de la mano de la cultura sonidera, con grandes exponentes como Sonido Cóndor, Sonido la Changa, la Conga y Sonido Candela.
En Colombia, la Cumbia recorre el país a bordo de las famosas picoteras, sistemas de sonido ambulantes que pululan por las calles en las fiestas populares, mantiene su esencia tradicional con instrumentos como la tambora y el alegre.
Mientras que en Venezuela, por su posición geográfica más cercana al Vallenato, otro ritmo colombiano, la Cumbia caribeña no deja de ser popular en emisoras de radio y forma parte del paisaje sonoro de ciudades modernas y parajes rurales.
En Argentina está el popular movimiento de la Cumbia Villera, con sonidos y letras estridentes escritas al calor de las políticas opresivas de los gobiernos de ese país en la década de lo 90, exponiendo la realidad de las calles, es memorable el trabajo de Super Mer K 2, Damas Gratis y los Pibes Chorros, controvertidos, pero igualmente bailables por naturaleza musical, lírica y sonora.
Eventos como el «Festival Cumbia en el Parque» en Londres (2018), el «Cumbia Festival» en Berlín (2019) y el «Tokyo Cumbia Festival» en Japón (2020) demuestran la popularidad global de este ritmo.
Hay Cumbia melódica, Cumbia rock, y hasta Cumbia pop, nunca olvidemos la famosa «Cumbia Gregoriana», coqueteos no tan atinados musicalmente, pero de renombre es el caso del famoso Carlos Vives e incluso Shakira, que vincularon al ritmo con los sonidos de la cultura pop. No por ello debemos olvidar a Los Tupamaros, Pacho Galán y a Locho Argain y la Sonora Dinamita.
La Cumbia no solo es un ritmo musical, sino también un símbolo de identidad cultural y resistencia. Su capacidad para fusionar diferentes tradiciones musicales y culturales la ha convertido en un patrimonio compartido por distintas generaciones de bailadores y melómanos.
En la era del efecto boomerang, donde lo retro y lo autóctono vuelven a estar de moda, la Cumbia se consolida como un ritmo atemporal y universal, capaz de unir a personas de todas las edades y orígenes. Su renacimiento es un tributo a la riqueza cultural de América Latina y un testimonio de la poderosa influencia de la música en nuestra vida y nuestra identidad.
La Cumbia sigue siendo un fenómeno musical que trasciende fronteras y clases sociales, uniendo a personas de todo el mundo en un ritmo contagioso y emblemático de la cultura popular latinoamericana.
Por Daniel D’Aubeterre Rangel
Fotos: Especial
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