Dauno Tótoro, director de Ceibo Ediciones: «El principal enemigo del éxito editorial es el voluntarismo»

El autor y director estuvo presente en la Semana de Gijón, España, y prepara la reedición de su libro "La cofradía blindada", pionero en la investigación sobre el Ejército de Chile en los 90'.

Dauno Tótoro, director de Ceibo Ediciones: «El principal enemigo del éxito editorial es el voluntarismo»

Autor: Vanessa Vargas

Dauno-Ttoro-ciudadinvisible_cl_Dauno Tótoro es el director de Ceibo Ediciones y ha desarrollado una interesante carrera como escritor de narrativa, periodista y guionista, además de desempeñarse en la dirección y realización de documentales premiados en diversos festivales internacionales de cine. En 1994 fue reconocido con el Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí.

En julio pasado, Tótoro participó como autor invitado de la Semana Negra de Gijón, en España, donde además presentó «La sonrisa del Caimán», la primera de sus novelas publicadas por la nueva colección La Orilla Negra, de Ediciones del Serbal (Barcelona) y selló un contrato para publicar una trilogía narrativa. Además, próximamente se relanzará -a cargo de Editorial Planeta- su libro publicado en los 90′, «La cofrafía blindada», demostrando que este tipo de investigación periodística aún goza de plena actualidad y vigencia. Sobre este buen momento y el escenario actual de edición y lectura en Chile conversó el autor con El Ciudadano.

Vienes llegando de España, donde acordaste un contrato para publicar la trilogía de tus novelas. ¿Cómo recibes la aceptación de tu obra en un país donde el movimiento literario es tan competitivo? Y, ¿qué podrías adelantarnos sobre esas publicaciones?

Sin duda que la única manera de que exista la posibilidad es que los libros lleguen a un número significativo de nuevos e inesperados lectores es que sean publicados, impresos y distribuidos en aquellos sitios a los que antes no se había llegado. Pero antes hay que escribirlos. En ese sentido, haber sido considerado por una editorial catalana genera nuevas posibilidades, pero no hay que marearse con las expectativas.

Confío en la iniciativa arriesgada de Ediciones del Serbal de incursionar con su nueva colección ‘La Orilla Negra’, que reúne un número importante de títulos y autores de lo que se etiqueta como “novela negra y policial”, un género de tanta producción y auge. Su éxito y aprobación por parte de los lectores dependerá de la calidad de las ediciones (lo que me parece ya garantizado, pues los libros están muy bien editados y diseñados y la colección tiene coherencia y atractivo), de la potencia de sus temas y autores (que pinta muy bien, pues, por lo que he visto y leído de mis compañeros de colección, se trata de novelas de escritores con experiencia y de calidad), y del ojo del “curador” y de la editora, quienes seleccionan y amalgaman el conjunto. Haber sido considerado para participar en esta apuesta editorial con los títulos “La Sonrisa del Caimán”, “Los Tiempos de la Caimaguana” y “El Caparazón de Ukucma” es ya un logro. Falta que los lectores lo consoliden.

2.Lasonrisadelcaimán (1)Siempre he creído que los libros tienen alas propias. Una vez que uno decide que un texto está terminado, que ya no puedes seguir corrigiendo, incorporando nuevas ideas, hay que soltarlo, dejarlo ir. Que el libro vuele ya no depende del autor, por más que se convierta éste en su promotor, lo cual la mayor parte de las veces resulta bastante patético e inútil.

¿Cuáles son los contrastes que observas entre el acontecer literario de un país como España y lo que está ocurriendo en Chile con el resurgimiento de la narrativa?

Como editor, me consta que la cantidad de autores que existe en Chile es enorme. No sé si acaso hay un resurgimiento de la narrativa local, ni sé qué podría uno querer decir con una aseveración de ese tipo. Lo que sí sé, y que no es más que una muy particular opinión que tiene que ver con gustos personales, es que la mayor parte de los textos locales que llegan como proyectos de libro tienen como protagonistas, como ambientes y como historias una constante intimista, una mirada hacia adentro, muy local, ajena al mundo que está “allá afuera”, más allá de nuestras fronteras o de nuestros dilemas cotidianos. Quizás esto atente contra las posibilidades de un vuelo de largo aliento.

Recorriendo librerías en España, en México, en Argentina, uno se encuentra con una oferta editorial que no sólo es enorme en cuanto a la cantidad de títulos y autores, sino también respecto de la amplitud geográfica y temática de esos protagonistas, ambientes e historias, llenas de mundo, que miran hacia afuera. Pero, insisto, es una cuestión de gustos.

A propósito de la reedición de tu obra publicada en los ‘90, La Cofradía Blindada, ¿qué tan vigente sigue dicha publicación y qué perspectivas nuevas nos ofrece hoy?

La vigencia de La Cofradía Blindada, lamentablemente, es total. Mientras exista esa perversa autonomía (económica, territorial, formativa, política) de las fuerzas armadas, el tema no habrá caducado. El libro fue publicado originalmente por Planeta Chile en 1998. Diecisiete años más tarde, cuando está por salir esta nueva versión de 2016, todo el proceso de revisión de lo que había publicado anteriormente, el trabajo de actualización, ha significado comprobar que todo permanece sin cambios profundos, sólo cosméticos. La complejidad de esta reedición consistió en sumar y sumar datos y pruebas que confirman su actualidad. También ha significado profundizar en el análisis respecto de las causas de dicha autonomía, responsabilidad que recae sobre la complicidad del mundo político civil y su incapacidad o desidia por terminar de una buena vez con su subordinación en materias de políticas de defensa y de orgánica institucional. Siguen existiendo dos Chile, nada ha cambiado. Sólo espero que no deba actualizar este libro dentro de diez o quince años y constatar con espanto que todo siga igual.

PortadaCofradíablindadaLa Cofradía Blindada fue rupturista en el tratamiento de las verdades sobre el Ejército. ¿Qué piensas del boom de publicaciones de los últimos años que abordan estos temas y evidencian que aún queda mucho por decir al respecto?

Exactamente eso: que aún queda mucho por decir al respecto. Vivimos sobre una cantera aparentemente inagotable, una veta abundante de un metal tóxico, pesado, de esos que se acumulan en la sangre, atrofian el cerebro y producen malformaciones. Es el tipo de metales de los que están forjadas las medallas y las condecoraciones. También las monedas.

¿Cuál es tu mirada del mundo de la edición en Chile y de las políticas públicas respecto de la promoción de la lectura en general?

Es que la responsabilidad primera es de los propios editores. Uno a veces le achunta. A veces lo que publica conjuga la importancia del tema, la consistencia de los autores y el interés de los lectores. Otras veces uno se equivoca y falla alguna de las tres patas. Cuando eso sucede, la tentación es echarle la culpa a las políticas públicas, a la mercantilización del libro, a la motivación de los autores. Puede que algo de eso sea verdad, pero a final de cuentas el principal enemigo del éxito editorial (que por sobre todo tiene que ver con la persistencia en el tiempo) es el voluntarismo. Acá la cosa es sin llorar, aunque te tiemble la barbilla.

En tu carrera te has desenvuelto como escritor, editor, director de Ceibo y también como cineasta. ¿Cuál de esos roles te acomoda más? Y ¿por qué?

Claro, hay documentales, periodismo de investigación, ensayo. Pero ha habido también obras de teatro con Teatrocinema, cuentos y novelas. En los primeros hay que saber mirar y saber escuchar. En los segundos manda la imaginación y la habilidad o falta de ella para transformarla en palabras e historias.

Sin embargo, en mi experiencia, existe una delgada línea entre la novela negra y el periodismo ‘gonzo’, se retroalimentan la crónica, los personajes y los monstruos del pantano de lo real y de lo inventado. Uno se encuentra en el mundo con experiencias de resistencia admirables, con gente y comunidades testarudas y empeñadas en construir, recuperar y proteger territorios (desde el más primario, que es el cuerpo, hasta el más complejo, que es el planeta y más allá), y entonces el formato en que uno pueda o quiera contar esas historias es el que sencillamente tengas a mano. Pero si pudiera ahora, si hubiese podido (o me hubiese dado cuenta antes), me quedaría sin dudas en el universo de la imaginación, siempre con la mirada atenta en lo que hay más allá de esa delgada frontera, pero sin vociferar.


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