Cuando tenía 4 años, Javier Álvarez recibió su primera consola. La música de los videojuegos robó su atención de inmediato y no se la devolvió jamás. “Los videojuegos fueron mis libros, mis películas, mi música, mi manera de sentir el arte, de seguir una historia”, recuerda. Casi 20 años después, en medio de su examen para titularse como Intérprete en Bajo en la Escuela Moderna de Música, se atrevió a colar en un repertorio de 10 temas un medley que incluía melodías de Street Fighter, Mario Bros y Donkey Kong, entre otras. Aplauso cerrado. Había pasado del joystick a las cuerdas y derribado un prejuicio: La idea de que no se podía ser músico y tocar canciones de videojuegos.
“En general era algo visto como ´perdido´ en la música. Algo así como: ´¡¿Y a dónde vas a llegar con eso?! No te metas ahí’”, recuerda Javier respecto al sentir de sus pares. “Hasta hace un par de años era súper subestimada, porque se pensaba que eran puros ruidos y sonidos al azar. Pero después de que vino Video Games Live (2012), la gente la apreció de otra manera”, agrega sobre la evolución que ha tenido la visión de la música de videojuegos en nuestro país. “Hacer música de videojuegos representa romper con el estigma de que es una música que no tiene valor”, asegura Álvarez.
El escenario había cambiado. La universidad había quedado atrás. Era momento de consolidar el proyecto nacido en 2012 y crear una banda. New Challenger se llamó.
“Esta no es música para puros niñitos freaky”
New Challenger es en estricto rigor un colectivo de músicos que viven en Santiago, los cuales van rotando. Regularmente son seis o siete personas. La base es guitarra, bajo, batería y teclado, y de ahí se han ido sumando instrumentos como saxo, flauta, percusión latina, vibráfono y violín, entre otros. La mayoría de los participantes nunca había tocado música de videojuegos. Álvarez, junto con tocar el bajo, realiza los arreglos. “Los hago pensando en darle harta libertad al intérprete. Se trata de tocar lo que nos gusta pero con las melodías de videojuegos”, explica.
Febrero de 2014 significó el estreno de New Challenger en público y qué mejor que haberlo hecho en el primer bar gamer de Chile, Insert Coin. Partieron por los más populares, como Mario Bros o Donkey Kong. “La gente lo recibió súper bien. E igual es bacán educar al público con algo que no están acostumbrados a escuchar”, dice Javier. Y es que, agrega el bajista, “no solo hacer música de videojuegos es derribar prejuicios, sino que también escucharla y no pensar que es música para puros niñitos freaky que se la pasan en su pieza jugando. Esta música es para todos. La música es para todos”.
La apuesta de New Challenger permite, por ejemplo, oír un tema del juego Zelda en versión cueca. Sobre una interesante fusión como esa, Javier expone lo siguiente: “Desde el punto de vista técnico, uno puede decir que esas melodías están en una métrica que se puede traspasar a cueca. Pero la parte romántica de eso es que uno dice: esta música llegó acá y mira cómo sale de acá al mundo”.
En el local capitalino tocaron desde marzo hasta agosto de 2014. Consiguieron auspicio de la tienda Artifacts, la cual les facilitó instrumentos musicales. Luego se han dedicado a grabar y subir sus propios videos a su canal de YouTube y a su cuenta de Facebook. “La idea es exportar lo que hacemos. Mostrar que esto está pasando acá y también puede pasar en otros lugares”, sostiene Javier. “Los videojuegos se han expandido en todo el mundo. Gracias a Internet y las redes sociales sus melodías se han vuelto cada vez más reconocidas”, finaliza Álvarez.