Jugar no solo es divertido, es también importante para el desarrollo y bienestar de las personas. Los niños aprenden, a cada instante, de las enseñanzas de quienes los cuidan, de los que los rodean, del ejemplo de los demás, de las cosas que les suceden. El juego es una de las experiencias más intensas de la niñez; a través de él, se aprende a compartir con otros, dándose así inicio a la vida en comunidad. Jugando las emociones son intensas y la creatividad se desarrolla al máximo. Tal vez por lo anterior muchos de los buenos recuerdos de la infancia se relacionan con ellos, al igual que permiten el desarrollo de habilidades, actitudes y valores que perduran por toda la vida.
En este sentido, es interesante analizar cómo juegan los niños en los diferentes países del mundo, así como con qué. ¿Son todos los juguetes iguales? Si bien es cierto que a la mayoría de niños les gusta jugar con peluches y muñecos, existen diferencias cualitativas y cuantitativas en función del país y del estrato social en el que se encuentran.
A menudo los juguetes usuales en países más pobres son autofabricados y están hechos de materiales que los niños encuentran en casa y por la call,e como maderas, halambres, cuerdas y plásticos, que son usados para simular o imitar otros objetos que los niños ven a su alrededor. Bien diferente es la realidad de los niños de países desarrollados, con familias mejor posicionadas económicamente, que pueden permitirse mejores y mayor número de juguetes. Todo ello, claro, sin tener en cuenta los juegos de computadora, ni videoconsolas, netbooks o tablets, cada vez más en el orden del día de los niños pertenecientes a familias mejor posicionadas. A pesar de ello, los tipos de juguetes con que se divierten unos y otros niños hoy no difieren tanto como uno pudiera imaginar, aunque sí reflejan el entorno económico en el que viven.
Niños de alrededor del mundo con sus juguetes: Galimberti’s Toy Stories
Abordando precisamente esta idea de ver cómo es el mundo en función de los juguetes que los niños utilizan para divertirse, nos refererirmos en este artículo al proyecto de Gabriele Galimberti, titulado Galimberti ‘s Toy Stories. Filmado en un período de 18 meses por Galimberti, fotógrafo italiano, se trata de un proyecto que compila fotos de niños de todo el mundo con sus más preciadas posesiones: sus juguetes.
«A su edad, solo quieren jugar», pero el modo en el que juegan es lo que parece diferir de un país a otro. Galimberti encontró que los niños de los países más ricos eran más posesivos con sus juguetes y que le tomó más tiempo que le permitieran jugar con ellos, mientras que en los países más pobres le resultó mucho más fácil interactuar rápidamente, incluso si solo había dos o tres juguetes entre ellos. «En África, a los niños les encanta jugar afuera con sus amigos, su amistad tiene mucho más valor que el juguete».
Galimberti pudo observar cómo entre los niños de los diferentes países existían también semejanzas, sobre todo en las competencias funcionales y de protección de los juguetes, representados por sus orgullosos propietarios. Galimberti se reunió con un niño de seis años que vive en Texas, y una niña de cuatro años de edad, de Malawi, ambos mantenían sus dinosaurios de plástico, para protegerlos de los peligros que les aguardaban en la noche.
Es curioso ver cómo los juguetes son un reflejo del mundo económico en el que nació cada niño: a una chica de una familia acomodada en Mumbai le encanta jugar al Monopoly, porque le gusta la idea de construir casas y hoteles, mientras que un niño de una zona rural de México ama los camiones porque los ve atravesar su pueblo a diario hasta la próxima plantación de azúcar. Un niño en Letonia juega con coches en miniatura, ya que su madre era una taxista, mientras que la hija de un campesino italiano tiene una variedad de rastrillos de plástico, azadas y palas, objetos que ve en su día a día.
Con la excepción de los juegos de ordenador, Galimberti se dio cuenta de que los juguetes no han cambiado mucho en las últimas tres décadas. Y hay algo tranquilizador en eso. «A menudo me encontraba el tipo de juguetes que solía tener», dice. «Fue agradable volver a mi infancia de alguna manera».
Chiwa – Mchinji, Malawi
Stella – Montecchio, Italy
Arafa & Aisha – Bububu, Zanzibar
Cun Zi Yi – Chongqing, China
Bethsaida – Port au Prince, Haiti
Orly-Brownsville,Texas
Botlhe – Maun, Botswana
Watcharapom – Bangkok, Thailand
Alessia – Castiglion Fiorentino, Italy
Norden – Massa, Morocco
Julia – Tirana, Albania
Keynor – Cahuita, Costa Rica
Shaira – Mumbai, India
Tangawizi – Keekorok, Kenya