Discos: Compilado Acople Records, Un Festín Sagital, Cuarteto Rabasta

Varios Artistas Compilado 001 DVD – R, 2011 Acople Records     Escribiría sobre el disco de libre descarga que se encuentra en el sitio web de esta plataforma porteña

Discos: Compilado Acople Records, Un Festín Sagital, Cuarteto Rabasta

Autor: Cristobal Cornejo

Varios Artistas

Compilado 001

DVD – R, 2011

Acople Records

 

 

Escribiría sobre el disco de libre descarga que se encuentra en el sitio web de esta plataforma porteña. Sin embargo, en una reciente presentación de Álvaro Peña junto a Fatiga de Material, se me obsequió la copia 031 del DVD del mismo compilado, realizado por Tercer Mundo Producciones y Resonante Audiovisual.

El contenido es el mismo, aunque se ve a las bandas tocando, lo que lo enriquece aún más, y se ve a los músicos y gestores explicando las motivaciones de Acople y desmitificando Valparaíso.

Tres tomas antes de llegar a la entrada del Bar La Cantera, centro de operaciones de este núcleo sonoro y de afines. En el subte, el escenario está dispuesto. “NN” de Fatiga de Material abre y  “La cal” de Gonzalo Sáez cierra la sesión. El sonido, los planos, sus sobreposiciones, transiciones, detalles, y la luz complementan la música instrumental, densa y melódica del trío, aunque lo hacen muy bien todo el video y con todas las bandas.

Le sigue Kafarenass, que en dos canciones demuestran vocación paisajística, con un vocalista (el mismo de DienteDiamanto) que, más allá de la precisión, se atreve buscar su voz, actitud notable y escasa en los cantantes de este país.

Es interesante constatar que, aunque hay un espíritu común, hay variedad en los sonidos y propuestas: Lisérgico es más pesado y desértico, una buena opción para mover la cabeza que cruza de 70’s a 90’s; Gonzalo Sáez aporta un toque íntimista y misterioso; DienteDiamanto lo lúdico y naíf; Cajitas Rectangulares lo sónico, rápido y corrosivo, con un buen juego de voces mixtas.

Pero aún así, son más las cosas en común que las diferencias en esta compilación: Referentes, integrantes, objetivos, articulándose como un buen compendio generacional y territorial.

Este compilado funciona como primer pilar de un armazón que amplía y hace más sustentable el trabajo de estas bandas del puerto. Por más cerca que quede, el espíritu ahí es distinto a lo que pasa en Santiago, y, más aún, en otros lugares de Chile.

Excelente producción y demostración que en Valpo el rock se desarrolla en serio, más allá de la hegemonía del pop y otras modas en el panorama nacional.

 

Un Festín Sagital

“Bestias solares”

CD-R, 2012

Templo Sagital

 

Iniciado el año, UFS hace entrega de un sólido registro que documenta lo que el colectivo desarrolló por un par de años en formato de banda más tradicional.

Una de las gracias que tiene el proyecto madre de este colectivo de creación sonora ha sido su constante devenir. Lejos de acomodarse con un formato, han re-formulado sus canciones y, si bien lo que se encuentra aquí responde a una banda de rock heterodoxa (por formación e instrumentación), quienes han seguido su trabajo, reconocen “Bestias solares” como una instantánea de las tantas encarnaciones de UFS.

En versión sexteto, con batería incluida, desde el comienzo el rumbo parece ser distinto: Una intro etérea da paso a un armatoste que roza un metal cuya cadencia recuerda a bandas como Opeth, con minucias electrónicas de fondo y la electroacústica de Michel Leroy como soporte.

Ciertos progresivismos (escuela Magma y R.I.O.) y épica siguen con “Devoción”, aunque sin perder el dinamismo y la sorpresa: Acaba rápido. Vale decir que la guitarrística del Conejo Verde dio una identidad prolija a UFS por bastante tiempo, lo que aquí tiene su culmine.

“La muerte loca” parece ser la continuación del tema anterior, que poco a poco da paso a ensoñaciones instrumentales que combinan electro y acústica de manera muy precisa, con la voz de Leroy en plena expresividad.

Si UFS tuviese un hit bailable, podría ser “Orvitazargestemisch”, una delirante canción cargada de humor negro que da paso al mejor tema del disco –y probablemente uno de los mejores: “El asesino del sol”, un ejercicio ritualesco donde un arpegio quebrado va aglutinando ruidos y otras sonoridades in crescendo, en un loop lírico, colectivo y controladamente caótico que insiste por más de 6 minutos: “En el sol / no hay dios / sólo hay calor”.

Hacia el final, más ruido escatológico, seguido de un último suspiro vampírico con “Transxxpress” y un jueguito radioeléctrico para cerrar un disco circular, como la más controlada inhalación y exhalación.

 

Cuarteto Rabasta

Sin título

CD-R, 2010

Proyecto TarabusT

 

Este disco fue grabado en las faldas de la Cordillera de Los Andes durante la residencia que la acordeonista e improvisadora alemana, Ute Volker, realizara en octubre de 2009 junto al colectivo de improvisadores locales, TarabusT.

Para quien no esté familiarizado con el lenguaje sonoro contemporáneo –y más aún con la improvisación libre- esta música puede parecerle extraña e incluso desagradable.

Es que de entrada, su audición nos sitúa, por ejemplo, frente a técnicas de extensión instrumental (Lachenmann) que nos hacen preguntarnos con qué elementos están siendo producidos esos sonidos. Pero, más allá, nos enfrenta a timbres, texturas, interacciones, que no son las dominantes dentro de la música docta tradicional o la popular, por más que hace más de un siglo nuevas concepciones (anti) musicales hayan sido integradas, en teoría y práctica, al sonido.

Además de Volker, la música en este disco es producida por Álvaro Pacheco en Violín, Diego Aguirre en guitarra acústica y silbato, y Marcelo Maira en saxo tenor y flautas, quienes optaron por desarrollar diez partes breves, sin nombre, que van entre los dos y  casi seis minutos.

En ellas se puede encontrar oscilaciones e insistencias muy orgánicas, como de alimañas, bajas y altas intensidades, ruidos y percusiones, diversas dinámicas interactuando (III), notables muestras de comunicación y conciencia de los finales, seudo-glitches, tensiones y calma (IV, V), lluvias y chubascos de notas con articulaciones confrontándose, puntillismo, entre otras construcciones y deconstrucciones.

Vale destacar el dominio de Volker del acordeón, un instrumento que parece ser monolítico en sus cualidades, pero que maneja con soltura, moviéndose por distintas intensidades. La guitarra, por su parte, parece no existir tal como la conocemos.

Parece un acierto el formato que escogieron, ya que aunque es más común encontrar una sola sesión larga de desarrolla, estos trozos parecen concretar y concentrar muy bien las diferentes ideas que ocurren con previa o nulo acuerdo en  un encuentro musical de este tipo. Recomendado para escucharlo, pero más aún para verlo en vivo.

Por Cristóbal Cornejo

Publicado en El Ciudadano 119, febrero 2012

 

 


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