Amani Ballour es la protagonista de «The Cave» (La Cueva), una producción cinematográfica dirigida por el cineasta sirio Feres Fayyad, que está nominado al Oscar en la categoría Mejor Documental y que competirá por una estatuilla la noche del próximo 9 de febrero junto a otras cuatro producciones.
“No es solo una película. Es todo. Es la historia de mi país, la que representa las luchas del pueblo sirio, la lucha de las mujeres”, explicó Ballour en conferencia telefónica con medios latinoamericanos, desde Turquía, país donde se encuentra refugiada.
“Es muy importante estar nominados para así llegar a más personas en todo el mundo. Necesitamos que más personas vean esto, sepan la verdad, nos apoyen. Espero que esto presione a los políticos y a la comunidad internacional para que ayuden a Siria, que hagan algo por nosotros”, dijo la mujer al referirse a la nominación al premio de la academia.
El documental narra el dramático episodio de la vida de la galena siria, quien a los 28 años estuvo al mando de La Cueva, un hospital subterráneo construido para atender a las víctimas de los bombardeos y ataques químicos perpetrados durante la guerra que destruye a Siria desde el 2011.
Los pisos subterráneos de un hospital a medio construir en la ciudad de Guta Oriental, en Damasco, guardan las pocas señales de vida que resisten en una Siria devastada por la guerra.
Una sala pediátrica, otra para mujeres, un quirófano, una sala de recuperación y una de emergencias conforman «The Cave», como han apodado a este centro de salud debido a su ubicación.
Entre el 2012 y el 2018 trabajó en él la doctora Amani Ballour, especialista en pediatría que llegó a dirigir las actividades del hospital durante sus últimos dos años ahí, con apenas 28 años. Las siguientes son algunas de las interrogantes y las respuestas que ofreció a la prensa a través del hilo telefónico:
-¿Cuál fue el mayor reto como mujer al enfrentar a una sociedad que siempre ha visto a su género como el sexo débil?
-En nuestra comunidad, desde hace mucho tiempo tenemos costumbres en contra de las mujeres. Tienen una imagen sobre las mujeres, según la cual deberíamos quedarnos en casa, casarse jóvenes, trabajar en el hogar, limpiar y cocinar. Eso es todo. Yo quise cambiar esa idea. Soy una doctora, estudié igual que mis colegas y al igual que quienes dirigieron el hospital en el pasado. Quise probarle a la comunidad que podía trabajar igual o incluso mejor que ellos, porque ya llevaba cuatro años trabajando en La Cueva y conocía todo sobre el hospital.
Mi comunidad y los hombres pensaban que no podía estar ahí, que no era mi posición, eso me hizo insistir en darles la contra y probar que podía lograr un cambio. Éramos hombres y mujeres que estábamos en las mismas circunstancias, veíamos todo juntos, estábamos en el mismo hospital. No debía haber ninguna diferencia.
–Durante los últimos años hemos visto a millones de sirios escapar del país debido a la guerra. ¿Usted nunca pensó en hacerlo?
-Desde que decidí estudiar Medicina mi intención fue ayudar a las personas. Yo creo en la humanidad y en que debemos ayudar a los demás. Por eso decidí estudiar esta carrera. Además, quise ser pediatra porque me gustan los niños y quería ayudarlos. Desafortunadamente, al inicio de la revolución muchos doctores decidieron escapar del país y eso me sorprendió, considerando que eran doctores. Nosotros debemos estar para ayudar a la gente cuando lo necesita.
Por supuesto eso era impensable para mí, yo decidí quedarme y ayudar a esa gente. ¿Puedes imaginar lo que es ver a niños lesionados o heridos? Estaba claro que debía ayudar a todos esos niños que llegaban de escuelas u otros hospitales. Estaba bastante claro para mí lo que quería hacer.
-¿Cuánto ha cambiado su vida desde que se convirtió en refugiada?
-En realidad, ser una refugiada es bastante difícil para mí. No imaginé que un día podría dejar mi país y me convertiría en refugiada, y ahora todavía no me acostumbro. No estoy feliz, por supuesto es más seguro acá porque no hay bombardeos, pero cuando estaba allá ayudando a la gente todo el tiempo, a los niños, sentía que me necesitaban. Me alegraba poder ayudarlos. Podía hacer un cambio, marcar una diferencia.
Cuando me fui estuve desesperanzada, triste y frustrada con todo, pero ahora más de un año después creo que puedo ayudar más desde aquí, siento que a través de este documental puedo llegar a más gente y decirles la verdad sobre Siria. Así que no me siento desesperanzada. Seguiré trabajando para ayudar a la población siria desde el sector humanitario.
Los otras películas nominadas al renglón Mejor Documental son: American Factory, For Sama, Honeyland, y The Edge of Democracy