La cinta venezolana marca la reaparición del primer actor Raúl Amundaray
En su primera novela, “Dos otoños en París”, el abogado Francisco Villarroel recreó una relación de juventud con una activista paraguaya que cambió su vida.
Esta obra es el punto de partida del filme homónimo que el pasado 16 de octubre se estrenó mundialmente en el Festival de Cine de Bogotá, y que marcó la reaparición de una de las figuras más importantes del mundo de la actuación en Venezuela: el legendario actor Raul Amundaray.
Al hablar de cómo convenció a Amundaray de salir de su retiro, Villarroel declaró que fue un trabajo de insistencia. “Los grandes actores no se desvanecen”, aseguró el cineasta.
“Por su proyección, su voz, su imagen, siempre lo imaginé en el rol de embajador. De esa forma, quise hacerle un homenaje, como se hace en las grandes películas francesas”, añadió el realizador en entrevista con el diario El Universal.
La nómina de actores de “Dos otoños en parís” reúne a jóvenes y maestros de la actuación, como Maria Antonieta Hidalgo, Slavko Sorman, Sonia Villamizar, Juan Belgrave, Calique Pérez y Jorge Melo, y el propio Francisco Villarroel, además del primer actor Raúl Amundaray en su regreso a la actuación, a sus 82 años.
La cinta comienza con el retorno del joven abogado Antonio a París para dictar una conferencia sobre Derechos Humanos, y en el trayecto en el taxi empieza a recordar, 25 años después, su relación con esa activista paraguaya violada y torturada por la dictadura en Alfredo Stroessner (1954-1989).
Como su personaje, Francisco Villarroel se tituló de abogado en Francia y obtuvo un master en Derecho Marítimo en Malta, tema sobre el cual ha escrito tres títulos desde 1992. “Dos otoños en París” fue publicada en 2007 por Anauco Ediciones y diez años después saltó a la pantalla cinematográfica con este filme.
Además de compartir el guión con Gustavo Michelena, Villarroel es presidente de MOB Producciones y hace el rol de su protagonista adulto. También es coautor, junto a Axel Berasain, de las canciones del filme, cuyo sound trak es interpretado por Liana Malva.
“La obra literaria tiene mayor libertad, permite escribir de una manera distinta a la que se ve en sala. En cambio en el cine la imagen es todo”, afirmó Villarroel, quien explicó que por esa razón, su ópera prima apuesta por la “visualidad” antes que los diálogos.
En esa búsqueda de la imagen, apelaron a la novedad del croma key para incorporar los escenarios parisinos, y aprovecharon escenarios caraqueños como El Calvario, Chacao, el Cuartel San Carlos, y otras del centro de la ciudad que aún mantienen el parecido europeo que tuvo Caracas.
El realizador proyecta llevar sus otras dos novelas a la gran pantalla: “Tango bar”, cuya protagonista es forzada a ejercer la prostitución, y “Y después qué”, sobre la encarcelación de un inocente.