Laurie Lipton (Nueva York, 1960) es una artista estadounidense que desde el año 1986 reside en Londres. Empezó a dibujar cuando tenía cuatro años, y fue la primera persona en graduarse con honores en Bellas Artes de la Universidad Carnegie-Mellon en Pennsylvania. Las pinturas religiosas de la Escuela Flamenca (arte holandés del siglo XVI) fueron su primera inspiración artística, de las cuales trató de aprender pero falló.
Después de viajar por Europa mientras estudiaba, fue poco a poco desarrollando su propio estilo y técnica de dibujo. Aunque sus profesores le dijeron que el arte figurativo ya había pasado de moda, que era algo de la Edad Media, y que la mejor idea en esta época era expresarse con formas, a ella el arte moderno le aburrió siempre. También las fotografías de Diane Arbus influenciaron su trabajo.
“Quise crear algo que nunca hubiera visto nadie. Solía sentarme en la biblioteca por horas y copiar obras de Durero, Membling, Van Eyck, Goya o Rembrandt”. – Laurie Lipton
El último abrazo, 2005
La muerte y la doncella, 2005
Dando a luz a la muerte, 2002
Mordisco de amor, 2002
Reunión familiar, 2005
Su trabajo minucioso y en el que recurre a la alegoría, acerca la muerte a la vida a modo de vanitas, y como recuerdo de los temas flamencos. Son obras dramáticas, intensas e inclusive tenebrosas. Cuando nos acerca tanto a la muerte, sus obras llegan a ser transgresoras. Nos hace reflexionar sobre su presencia constante, sobre los personajes que factura, y sobre otras situaciones humanas como la locura, el sexo o el dolor. Todo ello envuelto en un velo de ironía. Además, los colores que emplea tienen su propio simbolismo:
“Blanco y negro es el color de fotografías antiguas y los programas viejos de televisión; es el color de los fantasmas, la nostalgia, la memoria y la locura. El blanco y negro duele. Me di cuenta que era perfecto para las imágenes en mi trabajo”.