El cuarto de Isabella es la historia de una mujer de 94 años -interpretada por Viviane De Muynck- que va en un permanente racconto escarbando entre los dolores, las alegrías y los trazos incompletos de la vida de la mujer y la de su padre.
El montaje está llevado a cabo por profesionales que se desenvuelven tanto en la danza, el teatro y el canto. La trayectoria de esta compañía se caracteriza por la búsqueda de accionar en escenarios internacionales su trabajo donde han ganado numerosos premios.
Su director, Jan Lauwers ha pensado bien la idea de cómo narrar esta historia. Primero, porque el lenguaje visual es potente, en el sentido casi saturante de la cantidad de objetos que se encuentran en escena-los qye pertenecian a su padre, fallecido colecionista empedernido de figuras arqueológicas- : los maneja incluyéndolos, incorporándolos a una gran parte del diálogo de los personajes: objetos provenientes del África que toman su importancia en el absurdo de sus presentaciones.
Nos sorprende a ratos lo frenético que llegan a ser algunas escenas, un trabajo furioso y enrarecido que cuenta con excelentes performance aparentemente improvisadas: pero finalmente está todo bien calculado para comprender el recuento de la vida de Isabella. La obra, con 2 horas de presentación es casi un filme teatral, digamos que el fin es nostálgico y el rodaje culmina con un centenar de gente aplaudiendo exitosamente la función..