La reciente reedición de Libro del anhelo (Lumen, 2018), vuelve a poner en escena una obra clave para entender el generoso e íntimo mundo de Leonard Cohen. Originalmente publicado en 2006, en este volumen se reúnen 20 años de trabajo dedicados a reflexionar temas tan personales como universales: la vejez, el amor, las dudas ante lo que nos rodea y el acercamiento a la muerte. Este libro, además, cuenta con el agregado invaluable de poseer en su interior ilustraciones del propio cantautor canadiense.
“El libro abre así múltiples frentes en la curiosidad del admirador o seguidor del autor, compositor y cantante canadiense”, asegura el escritor español Ray Loriga en el prólogo de esta edición, a la vez que subraya “la fascinación que produce asistir a parte del proceso creativo del propio Cohen, comparando los versos que originaron muchas de sus canciones“. En esa misma dirección, Libro del anhelo sirve para completar el rompecabezas de miles de piezas que conforma la obra de Cohen, ya que es en estos versos donde se van a encontrar muchas de sus motivaciones.
Quizás para quienes no estén introducidos de lleno en la biografía del autor, no sepan que una parte importante de Libro del anhelo se trata poemas escritos en un registro cercano al de un diario íntimo, los cuales Cohen fue produciendo durante su reclusión en el monasterio de Mount Baldy junto a Jyozan Johu Roshi, su maestro zen. En esos versos puede verse una constante de lo que es la poesía en general de este autor: el diálogo fluido entre su voluntariosa búsqueda de sentidos y su pesimismo para hallar esas respuestas absolutas. Es por eso que entre sus anotaciones espirituales se escapan dejos de ironía y de sinceridad. En esa dirección, se lee: “No descifres/ mis gritos-/ son la carretera,/ no la señal”.
En la misma dirección, escribe: “mejor que la poesía/ es mi poesía/ que se refiere/ a todo/ lo que es hermoso y/ digno, pero que/ no es nada de eso”. Ahora bien, ese pesimismo que se vislumbra en sus poemas no carga con un aire denso de negatividad, sino que ayuda a comprender la profundidad de los sentimientos que cargamos y la complejidad de lo que nos rodea.Después de todo, es el mismo Cohen quien escribe: “Las cadenas son fuertes/ pero yo también”; en ese mismo sentido: “la dulzura interior/ del hombre/ no se puede disimular”.
De esta manera, el Libro del anhelo es una obra poética clave para la literatura anglosajona. Su muerte en el 2016 llegó en un momento donde el fenómeno Dylan generó un efecto derrame sobre su obra. “El premio Nobel a [Bob] Dylan es como ponerle una medalla al Everest, a la montaña más alta”, señaló el autor canadiense a la prensa en su momento. El Premio Príncipe de Asturias de las Letras recibido por Cohen en 2011, sería entonces el premio a la montaña con más colores en su composición.