En España son múltiples los casos de libreros de oficio que han decidido migrar a la web, dado los altos costos de los alquileres de espacios físicos para vender publicaciones usadas
Las Ferias de Libros y las ventas de calle han sido, desde hace muchos años, los espacios de venta de los libros de segunda mano.
En la búsqueda de espacios de subsistencia, el libro viejo ha entrado también en el mercado digital, dado el gran auge que han adquirido las ventas por internet.
En España son múltiples los casos de libreros de oficio que han decidido migrar a la web, dado los altos costos de los alquileres de espacios físicos para vender publicaciones usadas.
Josep Costa, de la librería que lleva su nombre, fue hace veinte años el tercero de España con web propia para vender, contó en una nota el periódico La Vanguardia.
Más adelante entró en Iberlibro, plataforma creada por el gremio de libreros españoles –después absorbida por Abebooks, subsidiaria de Amazon–, y en Todocolección.
Esta última, creada en Málaga en 1997, es hoy la principal plataforma con 24 millones de piezas a la venta, de las cuales 5,8 millones son libros de segunda mano y descatalogados (posteriores a 1936) y 450.000 son libros antiguos (anteriores a 1936).
Costa tiene entradas 44.315 fichas de libros (con título, autor, editorial y observaciones) en internet (en varias plataformas, ya que no son incompatibles) y tiene otras 40.000 fichas de libros que ya ha vendido, pero que un día pueden volver a entrar.
Son los libros que más valora, porque después hay los que se consideran de saldo o de ocasión, con precios que pueden oscilar entre 1 y 20 euros, de “venta rápida”, los que en los stands de las ferias están en primera fila del mostrador y ya no salen a las redes.
Josep Costa calcula que vende por internet más de la mitad de los libros, pero aun así no deja de ir al mercado semanal de la plaza de Vic, donde en los buenos tiempos había hasta cuatro puestos de libros, ahora quedan dos.
Internet propició cierre de tiendas físicas
Marçal Font, vocal del Gremi de Llibreters y propietario de la librería Fénix de Badalona, forma parte de la generación que ha convivido ya con las redes sociales. Empezó hace 13 años vendiendo sólo por internet, a través de Ebay, después abrió tienda y la volvió a cerrar.
“Aun así, en la red sólo he puesto unos 10.000 libros, un 10% de los que tengo, porque introducir los datos es lento, en cambio con los libros nuevos es más fácil porque el ISBN ya te proporciona los datos”.
Pero tampoco renuncia a las ferias que tienen la ventaja de ser una venta directa sin el 8% de comisión de las plataformas y algo más que se quedan por volumen del catálogo y por transacciones.
Internet ha propiciado el cierre de tiendas que ya sólo venden por la red, y así se ahorran el elevado precio de los alquileres.
El otro elemento positivo es que permite llegar a todas partes, lo que supone más público potencial. Una de las quejas de los libreros es el intrusismo de los que montan verdaderos negocios de venta por red sin estar declarados.
“Ni pagan IAE, ni declaran las ventas y curiosamente Hacienda sólo controla a los que estamos registrados”. Es una queja generalizada del sector en España.