Este viernes, 15 de mayo, se cumplieron 80 años de la puesta en marcha de la primera línea del metro de Moscú, la Sokólnicheskaya. El aniversario se festejó con un desfile de trenes y la inauguración de una exposición de vagones antiguos.
Cuando se inauguró, en 1935, el metro de Moscú era un paraíso subterráneo en la Rusia comunista liderada por Iósif Stalin: sus lámparas de araña, mármoles, mosaicos y estatuas heroicas crearon un espacio accesible y un servicio público de calidad para todos los trabajadores y trabajadoras de la ciudad.
Ochenta años después, el metro transporta hasta nueve millones de personas al día y se ha convertido en toda una atracción turística por su diseño artístico. El Ayuntamiento moscovita ya ha hecho planes de expansión para que sea el cuarto sistema de transporte subterráneo del mundo en 2020.
También conocido como el “Palacio Subterráneo”, 44 de sus 196 estaciones son reconocidas como patrimonio cultural. La estación de la Plaza de la Revolución, abierta en 1938, posee 78 esculturas de soldados y trabajadores que defendieron la Patria. Los metros de Sofía, Budapest, Varsovia y Praga, entre otros, utilizan el mismo tipo de trenes que el de Moscú.