La imagen de una mano extendida que invita a ser estrechada entre mariposas que revolotean alrededor convive con la de un cerro de cráneos coronado por una cruz azul acero. Esta es la gráfica de este mural de México en la valla que los divide con Estados Unidos.
Este mural medirá dos kilómetros lineales, aspirante al récord Guinness, y viene siendo pintado por los propios habitantes de algunas de las ciudades que se erigen a lo largo de la frontera noroccidental de México con Estados Unidos, partiendo de la mítica Tijuana, fronteriza con San Diego. El lienzo escogido son los muchos y diversos tipos de construcciones que separan a ambas naciones y que han sido escenario de esperanzas pero también de tragedias y ha sido bautizado como “El mural de la hermandad”.
“Es un proyecto que trata de vincular al arte con la sociedad, el tratar de hacer un mural artístico, social, en que la gente pueda llegar y plasmar lo que quieren, lo que tienen en mente, lo que se vive en la frontera”, explica Enrique Chiu, creador y coordinador del proyecto, tal como informa Jaque al arte.
Y, efectivamente, el muro está impregnado del espíritu y el humor de unos 2.000 habitantes de la zona, que se volcaron desde diciembre del año pasado a vaciar sus espíritus en imágenes, frases o en la mera impresión de las palmas de sus manos en vibrantes colores. Jóvenes, adultos y niños por igual han sido parte del proyecto. Los más profesionales usan pinceles o brochas especiales, mientras que los artistas urbanos prefieren los sprays y el estilo más audaz del grafitti.
Desde finales de diciembre, el pincel de Enrique Chiu se ha multiplicado a través de una obra colectiva. Ciudadanos de a pie y artistas que han llegado desde Japón, Alemania, Nueva Zelanda o España se han sumado a la causa del Muro de la fraternidad.
“Artistas plásticos que vienen desde distintos puntos de México o del mundo trabajan colectivamente con inmigrantes, con parroquianos y gente que a veces sólo puede pintar con los pies…», señala el artista.
«Ese muro es símbolo de rechazo, de exclusión. Nosotros los mexicanos, los hispanos, los latinos somos los que nos topamos con esa pared, con ese muro de incomprensión», aseguró Chiu, quien ha conseguido impulsar un movimiento de solidaridad para convertir parte del muro fronterizo con Estados Unidos en un mural de dimensiones épicas.