El tiempo y la erosión

¿Qué sucede con aquello que queda a la intemperie? Los objetos que soltamos también tienen un destino. Los artistas trabajan con estos como componentes de sus obras. Así como Vik Muñiz lo hace en Brasil, Gabriel Orozco, en México, también trabaja con desechos. Desde una poética y estrategia diferentes, invita a develar en su proceso creativo el devenir de los objetos artificiales que se vinculan con la naturaleza.

Gabriel Orozco (México, 1962) es de esos artistas polifacéticos que pueden transitar por pinturas o esculturas clásicas hasta instalaciones aparentemente improvisadas, intervenciones, objetos y fotografías. Su enfoque suele basarse en situaciones u objetos atmosféricamente cargados, encontrados o casuales, como también todo lo contrario: el diseño preciso y perfecto de objetos. En la obra de Orozco dialogan lo racional y la experiencia física del encuentro emocional inmediato con sus trabajos.

Gabriel Orozco produjo obras que ya son consideradas íconos del arte contemporáneo, como: Mis manos son mi corazón (1991) o La DS (1993), un Citroën radicalmente angostado. No son menos importantes sus primeros proyectos: Tapas de Yogurt (1994) o Parking Lot (1995).

En este caso es interesante resaltar la obra Sandstars. Es una instalación que consiste en una serie de trabajos fotográficos y miles de objetos de desecho que el artista mexicano ha recopilado en una biósfera costera protegida,que también es el depósito de los flujos de residuos industriales y comerciales de todo el Océano Pacífico, ubicada en Baja California Sur, México.

Estos espacios de trabajo juegan entre sí en una oscilación provocativa entre lo macro y lo micro, invocando varios de los motivos recurrentes del artista, incluyendo las huellas de la erosión, encuentros poéticos con materiales mundanos y la siempre presente tensión entre naturaleza y cultura. Hay una idea de tiempo, de erosión y de reconfiguración de los elementos expuestos a la intemperie, como contrapunto de la estabilidad o inestabilidad de los procesos y del hombre que está actuando en el mundo que vivimos.

Cada objeto contiene una carga, un espacio sensible, un dialogo entre civilización y cultura;entre artificio y naturaleza. Son piedras artificiales, troncos erosionados, boyas y cosas pequeñas encontradas en la playa. En Sanstars podemos encontrar una cantidad de información que cada objeto contiene, sin importar su tamaño o que sea natural o artificial.

El artista expresa la concepción que tiene sobre su modo de producción: «Al final, mi trabajo es plantearla una hipótesis y tratar de comprobarla. Es un poco una dinámica científica, porque es una investigación, es como decir: «Yo creo que tallando estas piedras podemos revelar su historia, su razón de ser». Creo que lo puedo lograr, aunque es ambicioso, porque la talla de piedra es ancestral, es una técnica muy tradicional, pero también es muy básica y sigue sucediendo. Nuestra relación con las piedras en México es muy importante y me interesó revisarla. Somos un país que tenemos un vínculo muy estrecho con las piedras a través de nuestro paisaje y nuestra cultura».

La pronunciada sensibilidad de Gabriel Orozco por las atribuciones culturales, nacionales o estatales se evidencia al incorporar elementos antitéticos en su practica artística. Por un lado, aborda temas, técnicas y referencias que, por ejemplo, son específicamente mexicanos o que están profundamente enraizados en las tradiciones latinoamericanas, y por el otro, utiliza estrategias artísticas del modernismo.

Insiste en hacer notar diferencias culturales mientras que, al mismo tiempo, desarrolla obras que llaman a cuestionar las definiciones identitarias rígidas e imponentes. Y nos lleva al espacio del museo problemáticas vinculadas a nuestro propio transitar en el entorno natural, develando aquello que no vemos.