El trastorno alimenticio y la oreja de Van Gogh

Como es sabido, la miseria terminó en suicidio; y también, el mito de que se cortó la oreja sigue siendo parte de la historia que acompaña el legado del artista

El trastorno alimenticio y la oreja de Van Gogh

Autor: Arturo Ledezma

Como es sabido, la miseria terminó en suicidio; y también, el mito de que se cortó la oreja sigue siendo parte de la historia que acompaña el legado del artista. Si bien la historia muchas veces se decora, y el paso del tiempo a veces disocia la realidad para darle atractivo al pasado, en realidad Van Gogh sí estaba loco, y sí se lastimó la oreja.

van gogh

De nacionalidad holandesa, desde pequeño mostró interés por el arte; tanto así que a los 15 empezó a vender piezas (no pintadas por él) de la sucursal de sus tíos, hasta que lo despidieron en 1876. Sus padres insistieron en que se fuera a estudiar un seminario y hacerse misionero, pero no lo aceptaron por no saber latín ni griego. Terminó en una escuela evangélica, de la que fue expulsado por su temperamento explosivo. Aún así, se hizo misionero y se trasladó a una comunidad minera en la que predicó a los trabajadores. Fue en esta etapa que empezó a pintar de forma compulsiva hasta que finalmente en 1880, decidió dejar la labor misionera y la vida religiosa para dedicarse a su verdadera vocación: el arte.

Sus intentos de asistir a una academia de arte también fueron fallidos, por lo que regresó a casa de sus padres en el campo, donde incomodaba a la gente con su aspecto y su extraño comportamiento. “No podemos cambiar el hecho de que es un excéntrico”, decía su padre. En esta etapa hace obras sombrías, que delatan la situación de los campesinos oprimidos a modo de colores apagados, tonos grises y marrones.

sembrador
El Sembrador, 1881

patatas
Los comedores de patatas, 1885

Cansado del campo, en 1886 se muda a París, donde quedó maravillado por el Impresionismo. Esto dio pauta a que sus obras adquirieran tonalidades más brillantes y llenas de luz. Dos años después de su llegada a la ciudad, empezó a estar delicado de salud, debido a su afición desmedida por el brandy y las noches en el Moulin Rouge, fue por ello que decidió mudarse a Arlés, donde en quince meses pintó doscientos lienzos bañados por la luz de la Provenza.

Farmhouse_in_Provence,_1888,_Vincent_van_Gogh,_NGACortijo en la Provenza, 1888

Gauguin fue a visitarlo por una época a su estudio del sur en 1888, pues tenían una relación estrecha. Tras una breve convivencia, la relación terminó en discusiones y tensiones tan fuertes que de ahí nace la historia de que se cortó la oreja:
Parece que tras un enfrentamiento, Van Gogh amenazó a Gauguin con una navaja de afeitar, pero terminó cortándose a sí mismo una parte de un lóbulo (no toda la oreja, como cuenta el mito); parte que, acto seguido, ofreció a su prostituta favorita en un burdel cercano (síntoma de la pérdida de cordura). A la mañana siguiente lo encontraron su hermano Theo y Gauguin a punto de morir desangrado, inconsciente en una cama, por lo que lo hospitalizaron. Gauguin y Van Gogh no se volvieron a ver nunca más tras el episodio, del cual Van Gogh nunca se repondría.

vangogh
Autorretrato con la oreja vendada. Óleo sobre lienzo1889

Su salud mental fue en decadencia, y fue ingresado en un hospital psiquiátrico (voluntariamente) en el que se debatió entre la locura y la cordura, alucinaciones y delirios por el resto de su vida. Dicen que “en momentos de profunda locura, Vincent Van Gogh se comía la pintura directamente de los tubos”. Parece que esta manía, fue la causante de su mala salud durante toda su vida, pues debido a la alta concentración de cobre de las pinturas que utilizaba, y a la base de arsénico, si se toma en cuenta que se la comía en sus peores momentos, podrían haber desarrollado los síntomas tras constantes envenenamientos.

Cuando su salud mejoró, Theo le ayudó a mudarse a un pueblo al norte de París, donde siguió pintando los paisajes de los alrededores hasta que un 27 de julio de 1890 lo encontraron tirado en su habitación en medio de un charco de sangre; se había dado un tiro, y como la bala no le llegó al corazón, estuvo dos días agonizando hasta que murió.

Referencia: Lunday, Elizabeth. Vidas Secretas de Grandes Artistas. Barcelona: Editorial Océano, 2011, pp.160-166

por Pilar Turu en Culturia Colectiva


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