El título podría reflejar una frase del mes de septiembre que es cuando los circos se hacen más presentes en el territorio. Pero realmente es la idea de un amigo cuando me comentó la experiencia que le reportaba la fonda de La Moneda, es decir el show del día 17 de septiembre en plena Alameda donde circularon por el escenario más de 40 solistas y grupos musicales. Algo, que em agregó, le hace evocar esa vieja idea de “pan y circo” para entretener a las masas. Por un lado se le entretiene el estómago y por el otro se le da un poco de diversión que nunca viene mal. Y la idea de poco en este caso toma bastante fuerza, ya que cada presentación no superaba los nueve minutos en algunos caos o los seis en otros. Cantidad de tiempo que si bien permite la larga lista de participantes, deja al respetable con ganas de más en muchos casos. Y eso se hizo sentir con las presencias de Inti Illimani, Sol y Lluvia, Los Jaivas y Congreso, por nombrar algunas, o de aquellas bandas más nuevas que despiertan una invariable sensación de festividad y alegría, tal como ocurrió con JuanaFé o Banda Conmoción, en sus escúalidas presentaciones.
Lo curioso no sólo resulta el esquema, está vorágine de movimientos de instrumentos y micrófonos, de artistas que no alcanzan a despedirse para ya tener a los animadores hablando del que sigue, o de otros que su sonido grabado empieza a sonar cuando aún no tienen todo montado o sus integrantes en escena. También resulta fome y ya reiterado a los actores-animadores a cargo de los nexos, de las frases repetidas y de presentaciones de libreto, que no uno no saben si hacen un papel o son realmente así. Lo que tampoco calza, y el público, en su mayoría joven lo refleja, son aquellos exponentes que de manera reiterada fueron rostros de la dictadura, y que ahora son parte del festejo de un inicio del bicentenario, que claro, gran error mío, es una celebración de todos los chilenos, como les gusta decir a los medios de comunicación.
Pero mejor resulta volver a lo músical, a lo cultural, ya que no sólo pudimos disfrutar de estos flashes musicales, donde la calidad de la interpretación de algunos, por ejemplo Fulano o alguno de los ya mencionados, primó por sobre otras presentaciones que sólo rinden fruto por lo llamativo de sus trajes o importancia de sus relaciones. Vuelvo sobre la idea, también pudimos ver en sendas pantallas gigantes una muestras también breves de los íconos de la poesía o del cine, que uno no saben si fueron presentadas porque lo ameritaban o para darle tiempo a quienes montaban los instrumentos y micrófonos para preparar los próximos ocho minutos de actuación que seguían en el programa que se debía cumplir al pie de la letra. Quizás sólo faltaba que alguien desde alguno de los asientos reservados desplegara un pulgar hacia arriba o hacia abajo. Mejor quedarse con la idea de la diversidad de creaciones que se realizan, aunque no exista espacio para todas y con la frase de Pancho Sazo, que dijo que “a esta democracia hay que cambiarle el alma”.
¿Cuándo y dónde fue?
17 de septiembre
Desde las 19 horas
Alameda entre Morandé y Teatinos
Entrada liberada
Foto: Emilia Aguilera
Onda Corta
El Ciudadano