Las Leyes de la Herencia + LEONARDO VIDELA
-leyes físicas, matemáticas, geométricas y escriturales-
Hace poco que Videla presentó en México su último proyecto literario y, durante este mes de marzo revitalizará las letras en Santiago. La distribución de su libro incluirá las librerías de la cadena Antártica y las librerías del Drugstore, además de otras librerías a nivel nacional.
-Las Leyes de la Herencia es un título redondo ¿Es la colección de estos relatos un triángulo entre la vida, la política y la literatura?
Supongo que cualquier escritura que pretenda dialogar se mueve al interior de ese triángulo. Sólo para referirme a la arista vida-literatura, creo que aplica en dos sentidos distintos en este libro. En la relación confluye la vida individual, cierta biografía como sustrato del relato. Pero en el libro también intenté evidenciar que la identificación de literatura como vida puede alcanzar a la vida en grande, a la vastedad de lo orgánico: la literatura como una especie que muta según las leyes que dictan los modos de heredar fragmentos de las literatura pasadas.
-Resalto la imagen del “Plan Regulador” en uno de los relatos. Comienzas en 1993 y terminas en 2020, y dices que esta obra es regularidad y simetría. ¿Cómo planificas la escritura –la geometría- de este libro?
Lo cierto es que este libro nunca estuvo planificado de antemano. Creció como un coral: grano a grano los textos se acumularon sobre los cadáveres de otros que vivieron sólo un día. El título alude a un cuento que escribí alguna vez, que creció demasiado, y que di por perdido; y sin embargo, ese texto desechado terminó por proyectar su talante —o su herencia— sobre los relatos contenidos en este libro. En potencia, todo estaba ya dado en ese antepasado.
-La estupenda ficción del Ministerio de la Lectura y la Escritura. ¿Puedes abrir un poco más el ángulo sobre esto?
En una oportunidad hablaba con amigos sobre lo malo que es que a la “gente” no le guste leer. Alguien rebatía diciendo que no era que a la “gente” no le guste leer sino que los libros en Chile son caros. Otro agregó que la institucionalidad del libro es muy precaria en nuestro país. Otro…etc. Ya en otras oportunidades había atisbado la posibilidad de que hubiera algo torcido en esa melancólica queja. Después de esa conversación me convencí que bajo ella había prepotencia: si la “gente” no lee, entonces hay que obligarlos a leer. De ahí a imaginar una institucionalidad donde escritores dictaran qué y cómo hacerlo, y delinear una utopía donde los estratos menos “letrados” eran oprimidos por mis colegas, había sólo un paso —el paso agresivo de escribir.
-En “Fantasmas” hay un juego literario precioso cuando creas la ecuación Rosas, Pablo, X, Z. ¿Qué te intimida del sistema político actual, y en su defecto, de su herencia?
Refiriéndome al relato que mencionas, yo diría que, antes de sentirme intimidado, me ataca la perplejidad. Eso siento al constatar, por ejemplo, que gran parte de lo escrito hoy en Chile, en su afán de aspirar a una legibilidad a-crítica, solidariza con los poderosos que festinan de la idiotez. Sólo entonces, después de la perplejidad, me siento intimidado ante la magnitud de esas potencias que logran que buenas cabezas trabajen para ellos. Noto debilidad de compromiso en mucha de la escritura de hoy, y no me refiero, por supuesto, al compromiso como se podría haber entendido esa palabra 30 años atrás. Aludo al compromiso, profundamente político, que cada uno adquiere con su estilo y con las posibles resonancias de ese estilo en la colectividad de los lectores.
-Luego de Safari (Alquimia 2011) y Campo de Tiro (Alquimia, 2012), Las leyes de la Herencia ¿sería ya un asunto de ley de gravedad? ¿la fruta madura?
“Safari” y “Campo de Tiro” tienen sentidos distintos para mí. Yo diría que, escribiéndolos, me entrené en mis posibilidades. Creo que la impetuosidad de esos dos libros se debe a esa fascinación por los límites. En el caso de “Las Leyes de la Herencia”, quisiera creer que, mientras lo escribía, aprendía a leer mejor. De creer a Borges, para quien leer era un acto más civilizado que escribir, entonces “Las Leyes de la Herencia” es un libro más civilizado que sus antepasados.
-¿Cuál es tu próximo objetivo literario? ¿Qué estás escribiendo actualmente?
Tengo dos proyectos en carpeta. El primero es una novela que escribo desde hace tres años y que, hasta hoy, se llama “Programa del Mono Inmortal”. El otro proyecto apenas nace. Es una colección de narraciones sobre el paisaje valdiviano. No me gusta el rótulo de “poética del paisaje”, pero supongo que algo tiene que ver con eso.
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Por Pía Sommer / Editora Arte y Cultura
* entrevista vía e-mail