Ensayo explora relación entre Neruda y Allende

En el siglo XX, son probablemente dos de los personajes chilenos de mayor relevancia : el expresidente socialista Salvador Allende y el Nobel Pablo Neruda, militante comunista. Nacidos con cuatro años de diferencia —el escritor en 1904 y el mandatario, en 1908— ambos fueron comprometidos hombres de izquierda, que cultivaron por décadas una relación poco explorada, que solo terminó con sus respectivas muertes: la de Allende el mismo día del Golpe de Estado de 1973 y la de Neruda, 12 días después en una clínica de Santiago. El ensayo Pablo Neruda y Salvador Allende. Una amistad, una historia (Editorial RIL), que será publicado la próxima semana en Santiago de Chile, es la primera investigación en 41 años sobre la relación entre dos personajes que ya en 1939 se habían conocido.
Entre los mejores y más influyentes artistas de su siglo, Pablo Neruda, de nacimiento Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, ha sido un poeta chileno, considerado.
“¿Cómo dos hombres de la misma generación, de orígenes sociales distintos —Allende de la pequeña burguesía y Neruda de clase media baja—, han llegado defender con tanta fuerza una misma ideología política en los años 70?”, es la pregunta central que pretende contestar el autor, el historiador chileno Abraham Quezada.
Intendente de Concepción y Presidente de la Asamblea Radical de Concepción.

El texto está lleno de detalles deliciosos y en uno de sus capítulos presenta 15 cartas que han intercambiado entre 1969 y 1973, la mayoría inéditas. Como la que ha escrito Neruda en septiembre de 1970, cuando Allende ha ganado las elecciones presidenciales en su cuarto intento, que dan cuenta de un nivel de cercanía total. “Querido Salvador: no fui felicitarte porque felicitéme. Presupongo que desbaratamos la conspiración. Esto prueba que tiene que pegarles fuertes. Ya va a venir el momento”, ha escrito el poeta desde su casa de Isla Negra, a unos cien kilómetros de Santiago, con su tradicional lapicera de tinta verde. En esa carta el escritor le comenta al presidente electo algunos detalles sobre la ceremonia de toma de posesión: “…Tendríamos que invitar a algunos intelectuales extranjeros al cambio de mando. Para esto me gustaría charlar contigo, someterte una lista posible. Pero tendría que hacer invitaciones desde ahora o mandar alguien. Yo puedo invitar por telegrama”. Neruda también aprovechaba para animar a Allende a celebrar juntos las fiestas patrias chilenas: “El 18 comeremos un ciervo que preparará Matilde. Sería estupendo para festejar un triunfo a pleno ciervo, en caso de que vengas con Tencha. Abrazos entre los abrazos, Pablo”.

Durante décadas, Quezada se especializó en el estudio de la figura de Neruda y, sobre todo, en su dimensión epistolar : ” Es la forma más pura de la autobiografía “, asegura. Como las fechas de cumpleaños, Doctor en Relaciones Internacionales y diplomático de carrera, escribió ocho libros sobre el Nobel y relata que la relación que ha cultivado con Allende era de franca amistad y complicidad política : ” Con las cartas queda en evidencia la cercanía entre ambos, no solo por los reconocimientos, saludos y visitas, sino también porque están atentos a aspectos privados de el otro y las de sus respectivas cónyuges. Se esmeran por conocer los estados de salud, intercambian opiniones, se aconsejan”. Tenían muchas cosas en común, como “un profundo interés social, el gusto por la comida y el coleccionismo —Neruda de objetos y Allende de ropa—, la costumbre de dormir siesta. A pesar de no ser agraciados físicamente, los dos también eran seductores y hombres de muchas mujeres”.
El presidente y el escritor, sin embargo, también han tenido importantes divergencias. Cuando Neruda era el embajador del Gobierno de la Unidad Popular en Francia, la más relevante se ha producido y solicitó que su amigo, el escritor Jorge Edwards, fuera trasladado a París para colaborar con él. Pero Edwards había sido expulsado recientemente de Cuba, donde cumplía labores diplomáticas, y Fidel Castro le solicitaba a Allende expulsarlo del servicio exterior. Quezada relata que ante la negativa del presidente para trasladarlo, Neruda acechó con su renuncia. El socialista finalmente ha cedido: “Ha sido la única vez que el poeta le ha torcido la mano al mandatario”. En cualquier caso, los conflictos no han dañado esta amistad, que ha tenido como elemento clave la simpatía que la esposa de Neruda le tenía a la de Allende, Hortensia Bussi: “En caso de que no se contara con la aprobación de Matilde, no era fácil incorporarse al círculo íntimo nerudiano en ese momento”, señala el autor.

Para escribir el libro, Quezada ha buscado documentos en diferentes lugares del mundo. El historiador señala que la carta fechada en septiembre de 1970 se encontraba entre los documentos que una de las hijas del presidente, Tati Allende, ha alcanzado salvar después del Golpe y ha guardado durante su exilio en La Habana, antes de quitarse la vida en 1977. El Gobierno cubano los ha conservado durante décadas y entre 2008 y 2009 regresaron a Chile, a la Fundación Allende. Desde entonces, relata Quezada, nunca habían partido a la luz pública.
En el mismo paquete de cartas salvadas se encontraba otra que fue escrita por Neruda como embajador en Francia, cargo que ha asumido a principios de 1971. En esa misiva el escritor aclaraba al presidente de una oficina comercial ligada a las anteriores autoridades democristianas que, podría haber encubierto una caja electoral, según creía Neruda. El Nobel señalaba: “Es altamente irregular y debe ser saneada”. El escrito refleja un hecho poco común en el servicio exterior: que un embajador le escribiese directamente al mandatario, brincandose toda la línea de mando de la Cancillería. Neruda remataba señalando que “esta carta es confidencial y para el uso personal del compañero presidente”. “Van dos anexos importantes. Un gran abrazo para la Tencha y para ti mis deseos mejores. No podríamos tener mejor Presidente. Pablo Neruda”. El investigador señala que “el poeta solía terminar sus misivas estimulándolo políticamente”.

Existe una misiva importante, según el investigador, que Neruda ha escrito el 3 de noviembre de 1972 y en la que le expone las gestiones efectuadas en torno al embargo de cobre y el papel de la justicia francesa. “El objetivo de esta carta es advertir de alguna manera lo peligroso de una actitud cerradamente optimista ante las dificultades que aquí estamos viendo y palpando cada día”, señala Neruda en un franco consejo político hacia el presidente.
Pero el libro también contempla cartas del jefe de Estado hacia el poeta. Según Quezada, “la redacción y estilo epistolar de Allende es, en general, de fraseos breves, pero emotivos”. “Lo hace con una letra enmarañada, de difícil lectura, propia de un médico, quedando la impresión que escribía como hablaba, cuando escribe a mano”. El jefe de el Estado le escribe una carta que da cuenta de la preocupación de el entorno político por el delicado estado de salud que aqueja a Neruda, radicado en París, con un cáncer de próstata, en junio de 1972 por ejemplo. Allende en esta carta escrita de puño y letra ha aconsejado le: “Pienso sería bueno para ustedes Isla Negra —el calor del pueblo, el Partido, el terruño— y los amigos de siempre”.

En noviembre de 1972, Neruda finalmente ha regresado a Chile. La última vez que se observaron antes del Golpe de Estado ha sido en julio del año siguiente, para el 69º cumpleaños del poeta, su último aniversario. En esa ocasión, el presidente le ha regalado una fotografía en la que surgen juntos, que consagró con un bolígrafo de tinta verde, similar a la que utilizaba el poeta: “Para Matilde y Pablo con el cariño y afecto del compañero presidente”. Dos meses después, los dos estaban fallecidos. Ninguno ha llegado ser testigo del destino oscuro de Chile en los siguientes 17 años.

Fuente: http://tecnolecto.com