La historia de Narval Orquesta ha sido más corta de lo que quisiéramos, pero su discografía logra hacerle justicia a la experiencia que significa atravesar por estas composiciones, mixturas de saxofón, violín, cello, bajo eléctrico, piano, teclados, baterías, clarinete, serruchos y más; un ensamblaje que sin pudor, flota por imaginarios llenos de artpop, free jazz, música clásica y corrientes electroacústicas.
“Es la primera canción que hice teniendo en mente el ensamble que existe ahora. Siempre había querido hacer una canción con guitarra eléctrica, en parte, porque el proyecto partió como una forma de crear una banda sin usar este instrumento, así que el hecho de permitirme hacer sólo una canción con guitarra me parecía tentador”, comenta el compositor que plasma su exploración por la disonancia con un sentido o dirección, que alcanzan también gracias al formato del single.
Titulada como “Erizos” por su condición puntiaguda, tanto por los ritmos cortos, las melodías angulares y las disonancias que pinchan al oído, el sencillo se presenta como la primera muestra de esta despedida debido a su energía: “es un tema más ordenado, no tan collage, con secciones definidas y repetidas. Me gusta que sea restringido en ese sentido, que sólo existan espacios para ciertas sonoridades”.
Dos minutos y medio que se sienten caóticamente cohesionados y suficientes para despertar la curiosidad por todos los universos que residen en “Botones”. “No es un álbum conceptual, pero la idea de los objetos ha rondado en el imaginario de mis canciones ya que siempre he coleccionado cachureos, juguetitos, cosas pequeñas. La idea de los botones me hizo sentido porque creo que reúnen todas esas características: son coleccionables, tienen formas que los diferencia de otros aunque son lo mismo, tienen una universalidad interesante, quizás porque son objetos muy prácticos», agrega el artista.
El primer adelanto de este grupo de botones, canciones con su propio color, forma y encanto, que viene a cerrar un proyecto ambicioso y lleno de detalles poco explorados en Chile. Un álbum que viene a la inversa, que rompe la idea del secretismo a la hora del estreno gracias al show vivido en el GAM durante el 2021. «Quizás es volver a esta idea de conectar con la música de una manera más corporal y directa. Ahora que lanzaremos estas canciones en plataformas digitales, la sensación es diferente, es más una conclusión de una etapa que el inicio de algo nuevo, al menos para mí».
FICHA TÉCNICA
Clemente Salas – Saxofón alto, saxofón soprano, clarinete
Sebastián Agurto – Saxofón tenor
Valentina Bianchi – Violín
Abigail Seguel – Viola
Valentina Palomino – Violoncello
Camilo Roca – Contrabajo
Felipe Valdovinos – Bajo eléctrico
Felipe Mellado – Piano
Pablo Espinoza – Vibráfono
Francisco Riffo – Teclados, guitarra eléctrica, electroacústica
Andrés Quezada – Batería, serrucho, electroacústica
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Todas las composiciones escritas por Andrés Quezada
Grabado y mezclado por Juan Pablo Quezada en Santuario Sónico
Masterizado por Arnold Kasar en Calyx Studios, Berlín
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