El diagnóstico de los galenos se hizo esperar durante horas, hasta que los buitres del matutino, lograron tener la noticia del deceso de Nicola Trakov.
El joven fue descubierto con el rostro sobre el teclado del computador y este emitiendo un sonido agudo de biiip.
Una botella vacía, varias jeringas y una letra o tipiada hasta el infinito dejando en la blanca pantalla un interminable «ooooooooooooooooooooooo… » que arrancaba en un «te am».
-No murió de una sobredosis, eso está claro-afirmó con solemnidad el doctor como quien ha jurado por Hipócrates.
-Su consumo es de días anteriores -dijo el otro- pero querido ¿Puede morir alguien de amor acaso?
«Sí, si se ama en soledad», escribió el periodista que cerró el apunte en su libreta con el nombre de la amada, que estaba escrito en la pantalla de Nicola.