Como si todo estuviera cubierto de polvo rosa, el mundo está cubierto por un poder occidentalizador que le dice a las mujeres cómo deben ser y hacia dónde han de dirigirse. Un halo de sensiblería color pastel que hostiga al género femenino para que sus integrantes sean bonitas, perfectas, seductoras y frágilmente hechiceras.
En ese imaginario tan bien asimilado, es difícil que pensemos el desnudo de las mujeres –en el plano artístico o incluso de la pornografía– más allá de las suaves y aterciopeladas siluetas en blanco y negro, de los claroscuros del sol millennial, de las posturas sugerentes y de las tomas explícitas de su sexo.
De hecho, nuestras fantasías sobre la mujer ideal se gobiernan por la típica chica de la página 3 y por los sucios y engrasados calendarios de taller mecánico que pululan todavía en el resto del continente.
En tal contexto, la producción visual de Chloe Sheppard se levanta en medio de una crítica a las normas estéticas de la humanidad, y las fallas de representación que existen en las expectativas interpersonales. La fotógrafa tenía apenas quince años cuando comenzó a trabajar seriamente en la industria, aportando una perspectiva asombrosa para su edad. Desde entonces, ha aparecido en Hunger TV, Nylon Japan y i-D. Chloe crea imágenes llenas de color, suavidad, adolescentes soñadoras, deseos incandescentes y a menudo mensajes extraídos o en contra de la cultura pop.
En su serie “Lust for Life”, casi tan estridente y llena de furiosa gloria como la mítica canción de Iggy Pop, Sheppard plasma a un grupo de mujeres –diversas y diversificadas– en topless, contra un fondo de ese peculiar color rosado que antes mencionábamos y cubiertas de glitter sobre las partes anatómicas que reciben mayor exigencia de la sociedad. Con los cuerpos poco realistas que se retratan constantemente en los medios de comunicación, ofensivos para cualquier fémina del planeta, esta joven artista entiende la importancia del empoderamiento a través de la aceptación, asimilación y exterior reconocimiento de que las mujeres no cuentan con cuerpos modelo, necesariamente.
Justamente fueron esas chicas de página 3 –categoría recibida por la legendaria sección porno/erótica del periódico norteamericano The Sun– las que causando impresiones tan violentas y dañinas para la mentalidad de una niña que lucha en el mundo por ser una mujer complaciente, también motivaron a la artista para generar un trabajo que diera cabida a los cuerpos reales en la mirada global.
Sheppard establece en repetidas ocasiones, tanto en su propio trabajo como entrevistas, que desde muy temprana edad el sexo femenino es vilipendiado por los medios o la gran industria del espectáculo en cuanto a sus formas, colores, tamaños y presencias. Que conforme avanza el tiempo y el desarrollo de un ser humano (mujer), las colosales políticas de la imagen atraviesan de inseguridad las mentes, orillándolas a creer que son perdedoras, insuficientes, impropias y justificadamente inseguras.
Cualidades o situaciones que seguramente has creído en algún punto de tu existencia, que te han hecho odiar tus senos, tus nalgas, tus muslos, tus marcas y demás partes del cuerpo. Un cuerpo que las chicas de Chloe se esfuerzan por demostrarte que no tiene nada de malo mostrar; ellas lo aman y no permiten ser juzgadas por él.
La colección retrata sin problemas lo que significa ser mujer en dos vías: una figura permeada y amenazada por los estándares masculino-globales y aquella que necesariamente debe amarse, respetarse y aceptarse. Chloe y sus modelos, mediante su proyecto de lujuria por la vida, no precisamente sobre los cuerpos, luchan por quebrar la misoginia que aparece en la foto comercial, además por demandar visualizaciones cada día más reales en torno a la anatomía femenina.
Chloe Sheppard siempre mantuvo claro su cometido con “Lust for Life”, el cual, efectivamente, se advierte en la inmanencia de fotografiar a muchas chicas para admirar distintos tipos de cuerpo, pero también se extiende hasta los terrenos trascendentales del amor puro y no pretende otro maquillaje –aunque espectacular como la diamantina sobre las retratadas– que el de la demostración sin miedo, el autoreconocimiento del defecto y la apertura a lo verdadero.
Visita el trabajo completo de Chloe en su sitio oficial