Si creías que ser fotógrafo de animales era una tarea fácil, aquí te mostramos las peripecias que deben inventarse estos artistas para conseguir la confianza de sus modelos, cortesía de National Geographic.
Tirarse en el suelo, aguantar el peso de una animal en su espalda, permitir que una fiera se acueste contigo, recibir masajes de suricato en la espalda y hasta sentir las patitas de un animal en la cabeza, son parte de las hazañas que realiza con vocación un fotógrafo, y que te hará amar esta profesión.
Bebé Guepardo: el recién nacido decidió sentarse en la espalda del fotógrafo.
Estas juguetonas suricatas pasaron un momento muy divertido con el fotógrafo. ¿Recordaste a «El Rey León» con esta imagen?
Este tierno zorrito, sin duda alguna, quería soprender por detrás a esta fotógrafa que estaba realizando su trabajo.
Este león marino literalmente se acostó en el fotógrafo. ¿Habrá tenido él comida en alguno de sus bolsillos?
A muchas personas les gustan los «abrazos de oso». Este hombre lo tuvo y por dos.
Aquí vemos dos animales que se acercaron para saber qué estaba haciendo la fotógrafa acostada en el pasto
Este tierno tigre blanco bebé se encariñó con el fotógrafo y seguramente quería jugar con él
Esta curiosa ave se paró justo en la cabeza del fotógrafo para que tuviera la composición perfecta.